"Lo que pasa en Las Vegas se queda en Las Vegas"... pero en el corazón de Nevada, lejos de los casinos y las luces brillantes, cuatro jóvenes adultos buscan su propio camino en medio del caos de la vida.
Jaxen es el chico solitario, marcado...
El chofer abre la puerta para mí, permitiéndome bajar.
Permanezco de pie frente al elegante vehículo, con mi largo abrigo blanco aún puesto, hace frío, por eso decidí usar este vestido negro largo y las botas altas. De cierto modo, extrañaba respirar este helado aire de Nueva York.
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Observo mi casa de la infancia un momento; está igual, ciertos diseños nuevos en el jardín, tal vez, pero es la misma casa.
Guardo buenos recuerdos de este lugar. Mis padres no eran perfectos, sin embargo, tampoco fueron malos. Mi padre viajaba mucho, pero era dulce y detallista, al llegar siempre me traía un obsequio especial.
Mi madre era un poco más complicada, era exigente y aspiraba siempre a la perfección. Me tenía en miles de actividades extras y exigía de mí las mejores notas.
Honestamente, aquello no era del todo una carga, porque me gustaba estudiar, disfrutaba de estar ocupada y aprender cosas nuevas. Además, me encantaba acompañarla a sus viajes de compras, y eso lo ganaba cumpliendo mis actividades.
A pesar de todo no era cruel, ni inhumana, no recuerdo gritos ni humillaciones. Solo muchas reglas y presiones. Admito que en un punto me sentí asfixiada y algo agotada de tener que mantener mi rango perfecto.
Ahora que estoy con Luke y he probado lo que es la verdadera libertad de aceptarte y estar en paz contigo y lo que te gusta y lo que puedes hacer, ahora es que noto lo cargada que me he sentido emocionalmente toda mi vida.
En fin, tengo que tratar de que este fin de semana sea bueno. Es un momento importante en mi vida, es la primera vez que tengo una relación con alguien, y aunque siento que será un desastre, quiero que mis padres lo conozcan.
Observo la puerta principal y mi padre sale de casa, sonríe ampliamente al mirarme, así que avanzo hacia él, me recibe con un abrazo.
—Mi princesa —me saluda—, qué bueno es tenerte aquí.
—Gracias. Mamá dijo que podía quedarme estos días, hasta la dichosa boda.
Mi padre sonríe. —Por supuesto, esta siempre será tu casa.
—Gracias —sonrío—, no sabía que estarías aquí.
—Tengo negocios en la ciudad esta semana, y así podía asegurarme de estar para la boda.
—Me alegra que estés aquí —admito—, la verdad es que esperaba poder hablar contigo.
—Oh, pues, tengo varias reuniones esta tarde, pero con suerte tal vez cenemos juntos.
