"Lo que pasa en Las Vegas se queda en Las Vegas"... pero en el corazón de Nevada, lejos de los casinos y las luces brillantes, cuatro jóvenes adultos buscan su propio camino en medio del caos de la vida.
Jaxen es el chico solitario, marcado...
Coloco la pesa en su lugar, con cuidado, mis brazos tiemblan, ya no doy más, estoy agotado, el entrenamiento de hoy ha sido brutal.
Cuando entré a preparatoria, mis profesores comenzaron a tener sospechas de que algo pasaba en casa, por una fractura en mi brazo que no terminaba de sanar y otros moretones, la excusa de que me había caído por las escaleras ya no parecía muy creíble.
Así que mi padre me inscribió en clases de boxeo y lucha libre, así era fácil justificar cualquier herida, por ende comenzaron a golpearme dentro y fuera de casa, algo grandioso, por supuesto.
Sin embargo, él no se imaginaba que solo estaba entrenándome para deshacerme de él. Le puse todo mi corazón a volverme fuerte, fuerte como para necesitar solo una pelea en su contra.
Después de dejar a mi padre, seguí haciendo ejercicio, pero cambie mis prácticas por defensa personal, el gimnasio y correr, me encanta correr.
El mes que estuve con mi madre perdí mucha masa muscular, no comía casi, dormía y salía a correr. Así que he pasado estos tres meses recuperándome, ya casi he alcanzado mi meta.
—Lo hiciste bien hoy —dice mi entrenador deteniéndose frente a mí.
Río sin humor. —Creo que me desgarré un músculo, pero claro que lo hice bien.
Niega. —Aumentaremos peso mañana —anuncia antes de retirarse.
«Infeliz».
Me siento y recojo mi bolso del suelo, justo me entra una llamada que ilumina mi rostro en una sonrisa. Aprovecho que este lugar está casi vacío para responder.
—Hola, hermosa —atiendo.
—Hola, cariño, ¿me has extrañado?
Sonrío. —Lay, te extraño cada segundo que no estás conmigo.
Escucho que ríe del otro lado. —Y yo a ti, ¿estás entrenando?
—Acabo de terminar, ¿qué hay de ti? Pensé que estarías en el estudio, así que no quise escribir temprano.
—Pues, van a pintar hoy, avisaron a última hora, así que Siu está allá, y yo aproveché para entrenar, mira.
Hay un silencio en la línea y tras unos segundos me llega una foto al teléfono, afortunadamente al hablar por los audífonos puedo verla.
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