#1 Buscándome / Looking for me

Capítulo 17: Una moneda, dos caras

Capítulo 17:

Una moneda, dos caras

• Luke •

       —¿Luke? ¿Qué haces aquí? —me pregunta Lily, extrañada.

      —Venía a traerle algo a Layne —le respondo, con la mente completamente convertida en una maraña—, pero está ocupada con su amigo, así que le dije que te traía algo a ti.

       —Oh —hace una mueca—, así que la viste con el doctor.

       Esa confirmación me golpea con más fuerza. —Sí, como sea, tengo que irme —le dejo la bolsa—, entrégale esto, por favor.

        Ella la toma, y me ve mientras me giro, entonces me dice:

       —Entrégaselo tú, ella subirá en un momento, estoy segura de que querrá hablarte.

          Niego. —Buenas noches, Lily.

         Esa conversación resuena en mi cabeza, pero no tanto como la escena, en el momento que la vi allí jugueteando con ese sujeto, viendo como sonreía disfrutándolo.

        «¿Qué esperabas Luke?», me repito. Ese es el hombre que su madre eligió, el que desde un inicio ella dijo que consideraría, un tipo con una carrera y trabajo importante, un tipo de sociedad.

         ¿Y qué soy yo? Nadie, no soy nadie. Un idiota, hijo de nadie, lleno de un pasado asqueroso, lleno de ira, lleno de fracaso.

       Layne es una dama, una mujer especial, de clase, merece a alguien que la represente y no a un pedazo de nada como yo.

       «¿Por qué pensé que tendría alguna oportunidad?».

         De seguro supone que soy solo un vividor, un inútil, y tal vez tenga razón. Aun así juro que quería algo diferente, realmente lo quería esta vez. He tenido otras relaciones, todas comenzaron muy rápido y se esfumaron con el viento que dejé; por eso pensé en hacer las cosas diferentes e ir más despacio con ella. Ahora veo que de cualquier manera no habría servido.

         Escogí caminar, es de noche y la temperatura ha bajado solo un poco, así que aprovecho de intentar despejar mi cabeza en cada paso. Voy pasando entre las multitudes que vienen a divertirse, como un zombi.

       Extraño, Nueva Zelanda, Irlanda y Suiza, cuando caminaba de regreso a donde me hospedaba, solo había silencio y una brisa helada maravillosa. Creo que mi tiempo en esta ciudad, plagada de malos recuerdos, será más corto de lo que esperaba.

       —¡Auch! —exclama una chica a la que he tropezado.

       ¡Por Dios, Luke, ¿dónde está tu cabeza?!

           —Lo siento —me inclino para ayudarla a recoger lo que se ha caído, cuando alzo los ojos veo a otras tres personas que sostienen unos animales y están recogiendo letreros y mesas.

      —Gracias —dice la chica tomando el cuaderno que he recogido del piso.

       —¿Están vendiendo mascotas? —le pregunto.

       Niega y sonríe. —Buscamos quien los adopte.

      ¿Qué estás haciendo, Luke?

        Regreso al apartamento, me dejo caer en el sofá, dejo las luces apagadas, mientras en las bocinas retumba la música rock con fuerza.

        Siento vibrar mi teléfono y lo miro de reojo. Quiero ignorarlo, pero no puedo evitar leer el mensaje.