𝟬𝟭𝟳

71 13 0
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.







































































_______________________________________

—¿Me estás diciendo que labure cuando acabo de parir?

— ¿No podés laburar después de dar a luz, pero si beberte una cerveza?
_______________________________________












































































Valesk apagó por tercera vez la alarma de su móvil, y se giró para intentar volver a coger el sueño. Anoche se habían recogido demasiado tarde y como era fin de semana podía quedarse más tiempo en la cama.

Pero para su desgracia el sueño se le fue igual de rápido que le vino anoche cuando tocó su colchón. Retregó su rostro mientras se sentaba viendo su habitación. Recordó la fiesta de ayer, haciendo que una sonrisa tonta se posara en su rostro, recordaba en la posición que estuvo con el de ojos claros, de las conversaciones tontas que tenían debido al cansancio, y las pocas ganas que tenían al despedirse, mostrando como no se querían separar en ese momento, pero tenían que hacerlo, Felipe debía de llevar a Blas, ya que había cogido un pedo enorme.

Miró el reloj, que marcaba las doce y media de la mañana, sabía que sus hermanos seguían durmiendo, sino ya la hubiesen despertado, podía aprovechar y ahorrarse el desayuno, por lo que los levantaría a la hora de comer.

Cada vez que se dedicaba a las tareas del hogar, daba gracias a que se le pasaba el tiempo volando. Por la tarde estuvo jugando y ayudando a sus hermanos con sus deberes, hasta que una llamada hizo que saliera de la habitación para contestar.

— ¿Si? —descolgó la llamada.

Veneno, esta noche te toca en el boliche Luna —la voz tan característica de su jefe captó su atención.

— Hoy le tocaba a Roberto —contestó.

— No puede, lo harás vos, y no me reproches si querés plata —sin dejarle a que conteste le colgó haciendo que la chica soltaste un bufido.

— Boludo de mierda —le dijo a la nada refiriéndose a su jefe.

— ¿Quién era? —Valesk se giró ante la voz de su pequeño hermano.

— Nadie Dario, ¿necesitabas algo? —se agachó a su altura.

— No se resolver un cálculo —dijo apenado.

— Vamos a verla, te ayudo —ella le revolvió el pelo para cogerle de la mano y volver a la habitación.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Mundos diferentes | Felipe OtañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora