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- Si ya, ustedes nunca hacéis nada.

- ¿Nosotros? ¿Pero que...?
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- Muchas gracias por quedarte con ellos, Dolores -Valesk agradeció por quinta vez a la anciana mientras ambas caminaban hacia la puerta.

- Ni darlas querida, sabes que me encanta quedarme con ellos -le restó importancia.

Siempre que la chica tenía que hacer algo, su vecina se ofrecía de cuidar a sus hermanos menores, ya que no se fiaba mucho de darjarlos solos a cargo de un bebé.

- Intentaré volver temprano -avisó.

- No te preocupes, vos ve y estudia mucho -los brazos de la baja mujer rodearon el pequeño cuerpo de la chica, envolviendola en un cálido abrazo que aceptó encantada.

- Nos vemos después -le susurró-. Adiós chicos, portaos bien por favor -se despidió de sus hermanos que estaban entretenidos viendo la televisión.

Valesk no le dio mucha importancia ya que básicamente era normal que sus hermanos con cualquier mínima cosa que saliese de lo que para ellos es la normalidad, captara su atención. No era que ella no les dejase ver la televisión, sino era que no tenían, incluso sus hermanos no habían conocido la antigua tele que ocupaba un pequeño espacio en su salón, ya que esta fue vendida un poco antes de que ellos naciesen.

La chica dejó un pequeño beso en la cabeza de cada uno, para después salir por la puerta. Se acercó a su moto mientras se colocaba el casco. Iba a ir a la casa de Felipe, que aunque ella en ese momento se estaba arrepintiendo de haber provocado ella misma el que tuviese que ir a su casa, ya no había vuelta atrás, además, tampoco tenía el número de teléfono de él para poder cancelarle. Así que solo le quedó aguantarse.

Subió a su vehículo y arrancó en dirección Torse. Había ido pocas veces a esa parte de la ciudad, básicamente porque allí no se le perdió nada, así que no tenía el interés de ir para allá para que le mirasen mal o algo. Eran muy diferentes las miradas que te echan en cada barrio siendo del contrario, por ejemplo, si un Marginado va a Torse, los Chetas lo miraran con asco, porque piensan que ensucian las calles, y si un Cheta va a Loretta, los Marginados lo miraran con burla.

Aunque ella nunca haya tratado con mucha gente de Torse siempre tenía la esperanza de encontrar a gente que no fuera imbecil, ni se creyese superior a ellos solo por el dinero, pero el tiempo que llevaba en la universidad de esa zona, solo encontró a Blas, todos los demás o los miraban mal o los ignoraban completamente.

Mundos diferentes | Felipe OtañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora