𝟬𝟮𝟲

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— Es uno de los mejores regalos que me han hecho nunca.

— Me alegra escuchar eso.
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Valesk escuchaba un ruido repetitivo en sus sueños, un ruido que estaba molestándole. Dio una vuelta en su propio eje para intentar volver a conciliar el sueño, poniéndose una almohada en su cabeza para ayudarse.

Pero aún así volvía a escuchar el ruido, dándose cuenta de que no era de sus sueños, sino de la realidad. Quitó la almohada de su cabeza y la levantó ligeramente para echar un vistazo a la habitación. Solo tenía vista de una parte, donde seguía escuchando el ruido pero no vio nada raro, por lo que giró levemente a la otra dirección de la habitación, y vio de donde provenía el ruido.

Podía ver como lentamente la puerta se abría un poco, dejando un pequeño espacio, donde pudo ver como algo de color amarillo era empujado hasta dejarse caer en el suelo de manera suave. El ruido provenía del roce que tenía ese objeto con la puerta.

Vio como la puerta se cerró un poco para después de unos segundo volverse a abrir y mostrar el mismo objeto de otro color. Valesk dio una sonrisa confusa al ver el globo caer al suelo.

— ¿Felipe? —murmuró somnolienta.

El ruido frenó y las apariciones de los globos igual, el ruido de un chasquido hizo que una pequeña risa apareciese en la chica.

— Mierda —el murmullo del chico captó la atención de la chica, que intentaba mirar por el hueco de la puerta—. ¡Un momento! —los pasos del chico resonaron por toda la cabaña.

Valesk restregaba sus ojos para quitar cualquier rastro de sueño, y cuando alzó la mirada se encontró casi todo el suelo de la habitación lleno de globos de colores. Su asombro no se hizo esperar, pues no se esperaba que el chico se levantase temprano solo para inflar globos y dejarlos en su habitación por su cumpleaños.

Volvió a escuchar los pasos apresurados del chico y después de un toque en la puerta habló—. ¿Puedo pasar?

— Si —dijo la chica sin apartar la mirada de los globos. Escuchó como Felipe entraba a la habitación—. ¿Y todo esto? —señaló los globos.

— Por tu cumpleaños —dijo sin más, captando la atención de la chica, que cuando decidió mirarlo le entraron ganas de llorar—. Feliz cumpleaños Valesk.

Mundos diferentes | Felipe OtañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora