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— ¿¡Por qué no me das una razón!? ¿¡Por qué solo pones excusas o evitas contarme la verdad!?

— ¡Porque no quiero! 
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— Hola —dijo la chica nada más cuando Felipe abrió la puerta.

— Hola, pasa —le dejó espacio.

— ¿Tú familia no está? —preguntó curiosa, ya que no tuvieron que volver a entrar a escondidas.

— Nop, mi papá y mi hermano están en la empresa, mi mamá en yoga, y mi hermana en casa de una amiga —le contó—. Pero vayamos arriba mejor.

Ambos subieron las escaleras, se notaban tensos, el otro notó la incomodidad del contrario, haciendo aún más tenso todo. Como que internamente los dos sabían que pasaban algo.

Nada más llegaron a la habitación solo se hablaron para dar indicaciones de lo que haría cada uno. Felipe se encargaba de seguir leyendo documentos, y Valesk se ponía a hacer la portada, el índice, y esas cosas.

Estuvieron una hora totalmente en silencio, y era normal, cada uno estaba metido en sus pensamientos de como podrían iniciar la conversación que quería hablar cada uno, que aunque fuera de diferentes perspectiva, eran del mismo tema.

Valesk pellizcaba con sus dedos su labio inferior pensando como soltar la bomba. Y Felipe a cada rato le miraba de reojo viendo como estaba inquieta porque movía frenéticamente su pierna derecha y como tiraba de su labio. Él pensaba en como preguntarle sin que se note que lo sabe o sin llegar a acusarla del todo.

¿Por qué no dice lo que tiene en mente? Se que esconde algo, se le nota nerviosa. Pensó el chico. ¿No me tiene confianza aún?

Una idea para hacer que la chica tuviese la oportunidad de sacar lo que tiene en mente y ver que le preocupa, se le pasó por la cabeza y lo iba a poner en práctica.

— ¿Dijiste algo? —Felipe miró a la chica, haciendo que le mirase confusa.

— ¿Qué?

— Si dijiste algo, es que escuche... —ella negó con la cabeza.

— No, que va, no dije nada —dijo con simpleza.

— Ah vale —Felipe resignado volvió a mirar a la pantalla de su portátil.

Mundos diferentes | Felipe OtañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora