𝟬𝟮𝟭

74 12 0
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
































































_______________________________________

— Subí. Supongo que nunca montaste, ¿verdad?

— ¿Cómo lo adivinaste?
_______________________________________






































































































— ¡Hola! —la voz de su madre resonó por todo el restaurante, haciendo que los adultos de la mesa se levantasen para saludar a los recién llegados.

Felipe tuvo que poner una sonrisa falsa para los padres de sus amigos, que eran con los que iban a cenar. Cada unas cuantas semanas todos se reúnen para hacer una cena o una comida para seguir manteniendo la amistad. Cuando era más pequeño, Felipe se lo pasaba bien, ahora que había crecido no le hacía tanta gracia.

— Felipe, cariño, vos vas allá —le señaló al hueco que había al lado de Lupita y en frente de Jorge.

Caminó hacia allí para sentarse en silencio, todavía estaba un poco molesto por lo de esa misma mañana con Lupita. Supo en el momento de sentarse que la chica había hablado con Jorge, porque una mala mirada de él le recayó encima.

Felipe se escondía en el papel que le habían dado con todos los platos disponibles en el restaurante, intentando zafarse de la mirada penetrante de su amigo. Hasta que le quitaron el papel.

Un silencio nunca visto se formó entre los tres amigos, se notaba el ambiente tenso, que incluso lo notaron los más adultos.

— ¿Qué hacéis tan callados? —la pregunta burlona del padre de Jorge captó la atención de los tres.

— Eso, nunca se os ve tan serios —habló esta vez el de Lupita—. ¿Os pasó algo?

Jorge iba a contestar, pero se adelantó la chica—. Nada papá, todo está genial —dijo con una sonrisa fingida convenciendo a los mayores que volvieron a su conversación.

— ¿Para qué mentís Lupita? —preguntó con indiferencia Jorge—. ¿Tan raro se ve decir que estamos molestos?

— Baja la voz Jorge —le regañó la chica.

Felipe hacia como el que no escuchaba la conversación, estaba sumergido en la pantalla de su móvil que estaba bajo la mesa, buscando cualquier aplicación para matar el tiempo.

Mundos diferentes | Felipe OtañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora