𝟬𝟮𝟵

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— ¿Qué querés hacer Lupita?

— No lo sé.
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Lupita caminó a pasos decidido hacia la puerta, tocó al timbre dos veces, al ver que nadie respondía llamó más veces hasta que la puerta se abrió.

— ¿Y esa insistencia? —preguntó Jorge después de haber abierto la puerta.

— ¿Vos lo sabías? —preguntó entrando a la casa, dejando al chico extrañado.

— ¿Saber qué? —cerró la puerta tras de si y caminó hacia ella, que daba vueltas en el salón.

— Lo de Felipe —Jorge le miró para que prosiguiera—. Lo de Felipe y esa Marginada —completó con asco.

— Ah, eso —murmuró para si mismo, dándole la respuesta a la chica.

— ¿Lo sabías? —preguntó con un poco de molestia.

— No del todo, no se en que andan esos dos boludos —dijo cansado por la insistencia de la chica y se dejó caer en el sofá tumbado—. Además, lo nombré en la cena que tuvimos —le recordó.

— Sí, pero yo pensaba que eran paranoias tuyas —eso molestó al muchacho, pero decidió dejarlo pasar.

— ¿Y qué si tienen algo? —preguntó sin quitar la mirada del techo.

— ¿Cómo qué y que? Felipe es mi... —calló al segundo sabiendo lo que se le iba a escapar. Jorge apretó sus puños sabiendo lo que iba a decir—., es nuestro amigo, y sabemos de sobra que esa chica le va a joder la vida —dijo con obviedad.

— Que haga lo que quiera, es mayorcito —Jorge mostraba su indiferencia solo por el simple hecho de que Lupita dejase de hablar de él.

Lupita le miraba sorprendida desde arriba, sin entender el comportamiento de Jorge—. ¿Y se supone que es tu mejor amigo? —preguntó con ironía.

Jorge cansado soltó un fuerte resoplido, se levantó quedando sentado y le dirigió una mirada oscura a la chica.

— ¿Querés que me cargue esa relación? —preguntó de manera directa, aunque la chica no contestase ese silencio era suficiente para saber la respuesta—. Lo haré —dijo decidido.

— Antes debemos de saber si están juntos —recordó la chica—. Hablemos mañana con él, le preguntamos de manera directa y yasta —explicó.

Jorge se levantó de su asiento, aceptando la propuesta de la chica. Iba a abandonar el salón, pero antes de salir se frenó al lado de su amiga.

Mundos diferentes | Felipe OtañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora