Llevo marcas en la piel, invisibles al mirar,
cicatrices que el tiempo no logró apagar.
Candela, así arde el recuerdo,
las llamas de un pasado que aún muerde por dentro.
Fui prisionera de golpes, palabras y frío,
un eco constante, un etern...
-¿Ella es tu novia Aless? - Le digo en forma de juego.
-Familia les presento a Mi novia, Camila, ellos son mis hermanos - nos señaló a Lucca y a mí - mis padres - luego apunto a nuestros padres - y por último la mejor de todas, Chabelita - Se acerca dónde Isabella y la abraza.
Luego de la presentación me doy cuenta de que Isabella se fue caminando, y decido seguirla, digo, no es buena opción que esté sola en esta isla, apenas y la conoce.
La vi alejarse del grupo, caminando hacia el círculo de rocas al final de la playa. No pude evitar seguirla. El sonido de las olas rompiendo contra las rocas llenaba el aire, creando una banda sonora perfecta para el momento.
Ella llegó al círculo de rocas y comenzó a desvestirse con una naturalidad que me dejó sin aliento. Primero se quitó la camiseta, revelando un bikini sencillo, pero que destacaba su figura esbelta. Luego, se deshizo de los pantalones cortos, dejándolos caer en la arena.
No pude evitar admirar lo bonita que se veía. Su piel bronceada brillaba bajo el sol, y el agua salada parecía magnificar cada detalle, haciéndola parecer casi etérea. Su cabello, aún húmedo por el mar, caía en suaves ondas sobre sus hombros. Parecía tan libre, tan en sintonía con el entorno, que por un momento olvidé por completo que estaba allí, observándola.
Me acerqué un poco más, manteniéndome en la sombra de las rocas, cautivado por su belleza natural y la serenidad del momento. No podía apartar la vista, fascinado por la simplicidad de su acto y la magnificencia de su presencia en medio de ese paisaje marino.
Luego de unos quince minutos observando la belleza que tenía frente mío, me doy cuenta de que Isabella se metió al mar, y empezó a nadar con una agilidad que me dejó boquiabierto. Escuché como me llamaban, y decido acercarme a cuya voz me llamo.
-Ey, Aless, se siente mal - Me habla mi hermano Lucca - Dice que nosotros no hemos hablado ni opinado nada sobre la chica y su relación.
-¿Dónde está? - Pregunto curioso.
-En la orilla de la arena, Tú sabes que a él no le gusta meterse al mar.
-Vamos a jugar un ratito - miro a mi hermano Lucca para luego mirar a Aless, con una sola miraba Lucca entendió el plan.
Mi hermano y yo nos acercábamos sigilosamente a nuestro hermanito menor. Él, ajeno a nuestra presencia, estaba entretenido jugando en la arena junto a la orilla. Con una sonrisa cómplice, le hice una señal a mi hermano y, antes de que nuestro hermanito pudiera reaccionar, lo empujamos al agua.
El chapuzón fue estruendoso y, por un momento, me quedé congelado, observando cómo emergía del agua con una expresión de sorpresa y enojo. Se puso de pie de un salto, sacudiéndose el agua de la cara y empezó a gritarnos mientras salía del mar.
-¡Van a ver! -gritó, comenzando a corretearnos con una mezcla de risa y enfado.
Corrimos por la playa, esquivando a la gente y las sombrillas. No me di cuenta de que ella venía saliendo del círculo de rocas hasta que choqué de frente con ella. El impacto me desestabilizó, pero no me detuve; apenas le dediqué una mirada antes de seguir corriendo, escuchando los pasos apresurados de mi hermano menor detrás de mí.
Ella, sorprendida, retrocedió un par de pasos, pero nosotros no nos detuvimos. La persecución continuó por la playa, con risas y gritos resonando entre las olas y la arena.
Luego de jugar por una hora nos sentamos juntos con nuestra familia y la nueva integrante, miro a todos y me doy cuenta de que La rubia no está.
-Mami, ¿dónde está Isabella? - le pregunto en el oído a mi madre.
-Se fue al cuarto, dijo que no se sentía bien. - Me dijo para luego señalar la habitación de ella que, por cierto, daba hacia la playa con una gran ventana.
Me dirijo hacia adentro, y cuando voy llegando a la cocina por un vaso con agua la veo por fin, sin sentir mi presencia sigue en lo suyo, al parecer estaba cocinando. Me acerco por detrás sigilosamente y la abrazo, ella grita por el susto.
-¡Joda que monda con ustedes! -Exclama con la mano en el corazón.
-Perdón que dijiste? -Le pregunto.
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Hola mis amores preciosos!, hoy el cap fue corto lo se,y aburrido, por el hecho de que no lo narra Chabelita.
