Llevo marcas en la piel, invisibles al mirar,
cicatrices que el tiempo no logró apagar.
Candela, así arde el recuerdo,
las llamas de un pasado que aún muerde por dentro.
Fui prisionera de golpes, palabras y frío,
un eco constante, un etern...
Estaba encerrada en mi cuarto, el ventilador girando perezosamente mientras el calor del verano alemán se infiltraba por las ventanas. Aunque estaba lejos de Colombia, mi corazón latía con la misma intensidad que si estuviera en Barranquilla. La semifinal entre Colombia y Uruguay era un evento que no podía perderme, incluso en esta remota isla en Alemania, rodeada de gente peligrosa.
- Ey vale, le pegaron al" sintueiña la cicoprano"!- grité cuando vi a Richard en el suelo.
Luego llegó el primer y único gol de Colombia fue como una explosión. Me levanté de un salto, gritando a todo pulmón, olvidando por un momento mi situación.
-¡Golazo!! MALPARIDOS ESA COPA ES NUESTRA¡¡Vamos, mi Colombia querida!-Sentí un nudo en la garganta, una mezcla de nostalgia y orgullo.
Empecé a saltar sobre la cama, ignorando las miradas furtivas de los mafiosos que probablemente me escuchaban desde el pasillo.
Entonces, llegaron los minutos más tensos del partido. Siete minutos de tiempo extra. Cada segundo se sentía eterno. Mi corazón latía con fuerza, como si quisiera salirse de mi pecho. Me aferré a la almohada, mis uñas clavándose en la tela. Podía oír los latidos de mi corazón resonando en mis oídos, mezclados con el ruido del televisor.
Los últimos diez segundos fueron un infierno. Uruguay estaba atacando con todo. Mis manos temblaban, mi respiración se volvía cada vez más errática. Sentía el aire cada vez más pesado, y un pitido agudo en mis oídos.
-¡Vamos, por favor, aguanten!- susurraba, apenas capaz de hablar. Y entonces, el silbato final sonó.
<<! DIOS POR FIN SENTÍA QUE ME IBA A DAR ALGO¡>>
La euforia me invadió de nuevo, pero apenas podía celebrarlo. Mi pecho se comprimió, y me di cuenta de que me faltaba el aire. Era un ataque de asma. Busqué desesperadamente mi inhalador en la mesita de noche, pero no estaba. Mi respiración se volvía cada vez más superficial y rápida.
Decidí salir a la cocina para buscar ayuda o al menos un poco de agua. Al abrir la puerta, me topé con el corredor oscuro y silencioso, iluminado solo por la luz tenue que se filtraba desde la ventana del final del pasillo. Caminé descalza, sintiendo el suelo fresco bajo mis pies, intentando no hacer mucho ruido.
Al llegar a la cocina, me detuve en seco. Sobre la mesa, mis dos gatos, Melany y Mía, me miraban con curiosidad, moviendo sus colas con lentitud.
No sabía cómo habían llegado hasta aquí, pero su presencia me llenó de una ternura inesperada.
-¿Y ustedes de dónde han salido?- susurré, acercándome lentamente para no asustarlos, aun jadeando.
Melany maulló suavemente, mientras Mía, se frotaba contra mi pierna, como si respondieran a mi pregunta. Me agaché y los acaricié, sintiendo su suave pelaje bajo mis dedos.
Poco a poco, mi respiración comenzó a calmarse, y me encontré sonriendo ante esta pequeña y sorprendente compañía.
En ese momento, me di cuenta de que incluso en los lugares más oscuros y peligrosos, la vida siempre encontraba una forma de traer un poco de luz y alegría.
Luego de por fin calmarme escuché voces desconocidas y decido esconder en armario, al entrar puedo ver por un huequito a los mismos hombres que vi bajarse del helicóptero, estaban hablando con Max.
-No voy a aceptar el trato - Habla Max.
-Solo es una niña pequeña, vamos Max, ¿cuánto no te ganarás por ella?, es rubia, ojos azules, figura perfecta - estaba hablando de mí - Y esos pech - no termino de hablar por qué Max le dio un fuerte golpe, haciendo que me asustará.
-¡Última vez... que hablas así de ella! - le grita para luego patearlo - Fuera de mi casa.
Cuando están por salir por la puerta principal, aprovecho para salir sin que se den cuenta, pero me tropiezo con Mía.
<< Sinceramente a mí me bautizaron con agua de playa, porque me pasan unas cosas >>
Los tipos que acompañaban al señor que hablo de mí me cogen por los brazos maltratándome, pero Max reacciona enseguida.
-¡Suéltenla! - saca un arma.
Me sueltan y caigo al suelo, con la respiración agitada, trato de pararme, pero no puedo, logro sentarme en el sofá y puedo verle la cara a los tipos.
-Piénsalo, capelletti, son doscientos millones que te darán.
-Ni en mi otra vida lo pensaré, ella se queda conmigo, y tú - Le dispara en una pierna, miro la escena sorprendida y con lágrimas en los ojos. - Si no quieres morir, mejor vete, y aléjate de mi familia.
Dicho y hecho se van los tipos, Max se acerca rápidamente a dónde estoy y me abraza.
-¿Me ibas a vender? - suelto.
-No, cómo crees cariño - me limpia las lágrimas que volvían a salir.
-¿Entonces?- pregunto.
-Él te vio y te quiso comprar, pero ya tú eres mía, solo mía.
<< En mi mente solo empezó a sonar "delincuente" de tokisha>>
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Holiiii, ¿cómo están?
Lo prometido es deuda vvs💕
Por el grupo siempre aviso cuando actualizo💕
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