Capítulo 8

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Íbamos regresando de la sala del Consejo y pasamos cerca de Lisa, Clara y Mike, quienes venían en la dirección contraria. Yo no quise mirar a nadie, pero Danielle me dijo que Mike había volteado.

—¿Le vamos a creer que fue un malentendido? —preguntó Danielle y se refiere a Lisa y el asunto de esos treinta pesos.

—No creo que hubiera sido un malentendido —repuse—, pero pienso que en serio necesita el dinero.

—¿Y no te lo pudo pedir en lugar de intentar verte la cara?

—¡Danielle! —me frustré—. En serio me estás haciendo sentir mucho peor.

—Perdóname, pero...

—Está bien que no te agrade —interrumpí—, solo no digas nada malo de ella.

Asintió, con esa expresión que me hace sentir peor todavía. No la estoy regañando ni ignorando lo que piensa, nada más quiero dejar de parecer tan ingenua.

Al finalizar la siguiente clase, me apresuré en terminar y entregar el trabajo de hoy, un reporte, para poder salir antes.

—Gracias, ¿puedes recoger los de todos? —me pidió el hombre.

—... Por supuesto —respondí, tensa, aunque manteniendo la compostura.

Pasé primero por mi fila y fui recorriendo todos los lugares, recibiendo el trabajo de cada uno.

Al tomar el de Lisa, no pude evitar temblar.

Lo único bueno de su completa falta de interés es que no vea lo mal que me pongo cuando estoy cerca de ella.

Los dos últimos días de la semana, alisté cada detalle para el festival cultural de la siguiente semana, que consta de tres días; viernes, sábado y domingo.

Es el primero en el que tengo absoluto control, entonces tiene que salir perfecto.

Todo está saliendo bien, solo tengo que ir paso a paso.

El sábado, América y Danielle llegaron a mi casa a las tres de la tarde, para arreglarse aquí. Iremos a la fiesta en casa del "francés".

El francés es un chico de último grado, cuyo apodo es culpa mía.

Una vez, estaba hablando de algo con él, insignificante, y, entre la conversación, me dijo «Wey». Yo estaba distraída con muchas cosas y le pregunté «¿Dijiste "Wey" o "Oui"?».

Desde entonces le dicen así.

—¿Me prestas esta? —Danielle me mostró una blusa dorada que sacó de mi ropero.

Levanté la vista de América, a quien maquillaba en el tocador.

—Sí —seguí con lo que hacía, mientras que la otra entró al vestidor.

—¿Crees que Lisa vaya a ir a la fiesta? —me preguntó América.

—No estoy segura de que sea su tipo de ambiente —dejé la paleta de sombras y agarré un brillo labial.

—Clara y Mike siempre van, a lo mejor la llevan —masculló al tratar de no mover la boca mientras le ponía el labial.

—Ya veremos —cerré el brillo.

En realidad, a mí no me gusta ir a ninguna fiesta ni eventos de alto nivel, prefiero los más discretos, en cambio, intento evitar crear distancia entre mis alumnos y yo.

Si voy a una fiesta de vez en cuando, no olvidarán que, al final del día, soy una de ellos.

Cuando salgo a esa clase de lugares, prefiero usar ropa más cubierta, pantalones, por ejemplo. Con lo que no sabía qué hacer era con el escote de la blusa negra y brillante que Danielle escogió para mí.

En la luna y las estrellas | TERMINADA | ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora