Capítulo 60

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Me dieron pésame, tras pésame, por mi ruptura y por lo que Lisa me había hecho; me engañó.

Lisa había engañado a la estúpida de Julieta.

Y sí, la verdad sí.

Las únicas que sabían la verdad detrás de todo eran América y Danielle, es decir, saben que Lisa en realidad no me había sido infiel, pero precisamente el resentimiento era más que el de todos.

Ellas saben que yo le di la oportunidad a Lisa de decirme antes si se involucraba con alguien.

Ahora sí en serio no tenía valor para presentarme a los partidos, ni siquiera quería ir a la escuela en la semana. Esta vez, la sala del Consejo no era suficiente escondite para mí.

No podía con la lástima con la que todos me miraban.

Pero terminé por ir al cuarto partido, porque era en nuestra escuela y además mi papá insistió en que fuéramos, dijo que me iba a hacer bien salir.

Él, ni nadie en mi casa, es más, nadie fuera de la escuela, sabe lo que pasó entre Lisa y yo.

Cuando el partido terminó, mi papá dijo que lo esperáramos en lo que iba a responder una llamada.

Me crucé de brazos, ladeé la cabeza y me recargué en Ricardo.

—¿Qué tienes? —preguntó al mover su brazo, para llamar mi atención.

—No te muevas —le pedí.

Tengo todo; sueño, cansancio, fastidio, trabajo pendiente y todavía me duele el corazón.

Vi a mi papá volver del pasillo de los vestidores, con Lisa.

Antes de retirar la vista, me encontré con su mirada.

Volteé a ver a Danielle a mi izquierda.

—Si quieres ir con ellos, ve —le dije.

Sé que van a ir a celebrar el haber ganado y por supuesto no iré, pero sé que Danielle quiere ir con Clara.

—Iré a verte más tarde —aseguró antes de irse.

América no había venido, así que a ella no la tuve que buscar para lo mismo que a Danielle.

El que yo no quisiera ni respirar no significaba que ellas no pudieran ir con quien gusten y a donde les plazca.

Antes de que oscureciera, Danielle llegó a mi casa, directo del bar donde se había reunido con todos los que habían ido a celebrar.

Había tomado un poco, así que subimos a mi habitación y le di un café cargado.

—¿Me puedo quedar? —preguntó cuando me senté a su lado en el sofá esquinado.

—Sí —respondí.

Eso no lo tiene que preguntar, es su familia el tema. Siempre que se queda, tiene que avisar con días de anticipación.

Bebió del café.

—Clara me dijo que Lisa no la está pasando bien.

Subí ambas cejas al asentir.

—¿Necesita dinero?

—Julieta.

Recargué la nuca en el muro y suspiré.

—Lo he pensado, le he dado vueltas a todo y no termino de entender por qué me hizo esto.

—Clara tampoco sabe, pero ella y Mike consiguieron sacarle la verdad —volteó a verme—: Lisa sí siente algo por ti.

En la luna y las estrellas | TERMINADA | ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora