Capítulo 61

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No solo me dijo que a mí todo siempre me iba a salir bien, también me dijo que jamás iba a dejarme sola... Las dos veces me mintió.

Yo no sé cómo se vive, cómo se sigue después... Después de alguien.

No quería que nadie me hablara, no quería que nadie me dijera que todo iba a estar bien.

Nada iba a estar bien.

Desde que Ander me trajo desde el hospital a mi habitación, ya no quería ver a nadie.

Regina se hizo cargo de todo, no sabía dónde estaba mi mamá o Ricardo.

Por más que lo intenté, no podía salir de aquí ni responderle nada a nadie, tenía toda el alma y el corazón hechos pedazos.

No bastaba con no escuchar sobre él, me estaba matando su imagen en mi cabeza y la idea de que lo único que quería en este momento era ver a mi papá, nada más eso.

No podía entender que ya nunca iba a volver a verlo.

Tampoco tenía idea de a quiénes les pertenecían todas las voces que escuchaba desde mi habitación. Sabía que había alguien incluso al otro lado de la puerta.

No creí que hubieran pasado horas las que estuve tratando de dejar de sentir el dolor en mi pecho.

Me ardía, se estaba quemando desde adentro.

Escuché la puerta cuando alguien entró y cerró.

Tuve que desenterrarme las uñas de los brazos para levantar la cabeza. De haber sido cualquier otra persona, solo habría esperado que se fuera, pero supe quién era desde que entró.

No sé si me dolió más o menos el haberla visto.

Lisa es la que me encuentra cuando estoy en el peor momento de mi vida.

Y aquí está.

Todavía tenía lágrimas para llorar y no pude hacerlo sola.

No dijo una sola palabra cuando la abracé y saqué todo lo que tenía retenido. No estaba sintiéndome mejor, estaba guardándome el dolor.

Un abrazo suyo no era todo lo que necesitaba, pero sí fue suficiente, al menos por un momento.

Sentí cuando me soltó, pero estaba tan cansada que no hice por despertarme.

...

Abrí los ojos en el momento en que tocaron mi hombro, volteé y vi a Lisa. Suspiré al estar segura de que sí estaba aquí y no la había soñado.

Me senté a tallarme los ojos.

Me arde toda la cara.

—Pensé que lo había soñado...

—Toma —me ofreció una taza.

Solamente tomé un trago por la resequedad en mi garganta y la galleta en realidad no la quería, pero igual la acepté.

—... ¿Ya se fueron todos?

Sé que había muchas personas, no sé cuántos ni quiénes, pero por horas estuve escuchándolos llegar.

—Sí. Ariana está aquí, nada más salió a comprar algo.

No pensé que ella estuviera aquí. A la única a la que le avisé fue Danielle y no fui yo, le pedí el favor a Ander, quien no sé dónde está.

— ¿Y mi mamá y Ricardo?

—En sus habitaciones.

Miré el fondo de la taza. Yo quería verla y aquí está, pero no se me olvida que no debería estar aquí.

En la luna y las estrellas | TERMINADA | ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora