En la luna y las estrellas | TERMINADA | ©

Capítulo 85

Luego de que Danielle me explicara todo, a detalle, así como lo que Lisa le dijo y lo que entendió, yo le pasé el informe a Lisa, porque tampoco la iba a dejar tratando de entenderlo sola cuando yo también estaba enredada antes de hablar con Danielle.

La solución de Danielle fue prometerles a sus padres que lo que pasó con Clara había sido un momento de confusión.

Y ni una ni otra se estaban presentando en el instituto.

A una la justifiqué con enfermedad y a la otra con situaciones familiares.

—¿Te gustó? —le pregunté a Lisa, por la comida que yo preparé.

Levantó la mirada hacia mí.

—... Sí.

Ladeé la cabeza.

—Lisa, no estoy enojada contigo, solo quiero que vayas a ver a Clara.

Llegamos a su departamento luego de la escuela y ha estado todo el rato en silencio, como si hubiera hecho algo malo.

—Mike fue a verla y no le abrió la puerta.

—¿No crees entonces que deberían insistir si tan mal está?

—Igual, pero...

—A lo mejor necesita espacio, tú la conoces —consentí—, pero, en estos momentos, no.

Entrecerró los ojos, mirándome.

—Tú sabes algo —dijo segura.

—Lo más fuerte que le está pasando a Clara no es Danielle, creo que algo ya estaba pasando en su casa, con su mamá.

Las dos se necesitan desesperadamente.

Desvió la vista.

—... Está bien, voy a ir a verla.

—¿Cuándo?

Eso no me lo respondió.

Le di un poco más de tiempo, luego eso se convirtió en una semana entera.

Hasta Danielle volvió al instituto, mal, pero volvió.

El padre de Clara ya se había comunicado a la escuela para justificar con enfermedad las faltas de su hija, solo que no se presentó físicamente y me habría gustado hablar con él.

Con respecto a Lisa, por no ver que tuviera la intención siquiera de hablar con Clara, pensé que era buena idea recordarle lo que no estábamos haciendo.

En caso de que lo hubiera olvidado.

La última vez que me había duchado con ella en el sanitario, dio resultados, entonces comencé a dejar abierta la puerta, pero no entraba o se salía cuando yo entraba y ella estaba ahí.

Sin importar que ya se hubiera dormido, me acercaba a desearle buenas noches y me dormía dándole la espalda.

Aprovechando la época de calor, no dormía con más ropa de la necesaria.

La verdad es que no sabía qué clase de cosas encendían a Lisa, entonces tuve que probar por todos los medios que conocía.

En un principio, lo hice para obligarla a ir a ver a Clara y arreglarse con ella, pero luego yo sola me puse el pie cuando, por todo lo que estaba haciendo, a mí también me empezó a pesar el tiempo que llevaba sin siquiera un beso suyo.

Un día, sin decir nada, se levantó de la mesa, tomó las llaves y salió del departamento.

No parecía enojada, solamente llevaba en silencio todo el rato, como ha estado los últimos días.