Capítulo 36

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Durante la primera junta de la semana, en la sala del Consejo, una reunión muy importante que me tuvo ocupada desde en la mañana por la organización, en serio estaba escuchando lo que me decían, solo que no estaba ni pensando en responder la pregunta directa que me hicieron.

Me aclaré la garganta.

—El presupuesto está cubierto —dije lo más importante que teníamos que tratar; el dinero para el viaje, pues ahora pueden confirmarse las reservaciones en el hotel que harán entre Lucio, Romina y Mauricio.

Eso fue todo, se retiraron.

Una vez que cerraron la puerta, recargué la nuca en el respaldo de la silla y suspiré.

—Julieta —susurró Danielle—, en serio, tienes que prestar más atención.

—Vivoriana quiere moverte de esa silla y está buscando algo bueno contra ti.

A pesar de lo que dijo América, me empecé a reír.

—El día que sepa que le dices así, no te voy a poder defender —advertí.

Bajé la cabeza.

Vivo... Viridiana es secretaria del Consejo y es la que redacta casi todo documento que sale de aquí, entonces tiene acceso a toda clase de información.

Fue con ella contra la que competí por la vicepresidencia y en realidad no puede quitarme esta silla, es decir, el puesto, pero puede conseguir que reprueben mi manejo del Consejo y entonces se haga una reestructuración del mismo, o sea, el organigrama que yo hice.

Si ella le quita el puesto de vicepresidencia a Danielle, se lo darán a ella y entonces solo necesitará una queja más de mí para tomar la presidencia.

En realidad, no me preocupa, no tiene nada bueno contra mí, de hecho, es hasta agradable tener tanta atención de alguien, porque ella suele observarme mucho y estar al pendiente de lo que hago y dejo de hacer.

—Danielle —le hablé—, ¿qué te molesta de que Clara se cambie delante de todas en los vestidores?

Frunció el ceño.

—Pues... que todas la vean.

—Sí, pero... —no sé bien cómo explicarme—. ¿Qué piensas que les podría provocar a ellas si solamente la ven en sostén?

Se extrañó más.

—Es... es que es algo muy privado, íntimo, y que no le moleste que la vean me hace pensar que, o muchas personas la han visto y ya no le importa o se mostraría así delante de quien sea.

Sí me respondió lo que pregunté, pero por ahí no iba lo que quería saber.

—¿Preguntas por Lisa y porque nunca se cambia enfrente de nadie? —sugirió América.

—No —negué. Suspiré y junté mis manos sobre el escritorio—. Lisa, ayer... —suspiré otra vez—. No me di cuenta de que dejé la puerta de mi habitación abierta y ella llegó cuando me estaba cambiando...

—¡¿Te vio desnuda?! —gritó América.

—¡No, cállate! —ahora fui yo.

—A ver, a ver, a ver —Danielle dio una palmada en el escritorio—. ¿Qué vio?

—... Nada, mi espalda nada más...

—¿Te molesta que te haya visto? —cuestionó la misma.

—No... —hice una mueca porque no me estoy explicando y ellas no me están entendiendo—. Por un lado, me tranquiliza que no hubiera visto nada... importante, y, por otro... —hice una pausa—, me habría gustado que reaccionara mejor.

En la luna y las estrellas | TERMINADA | ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora