Capítulo 50

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No lo pensé, fui corriendo con ella y en realidad no tenía nada que decirle, solamente me estiré a besar su mejilla.

Al alejarme, respiré hondo antes de hablar.

—¿Te veo a la salida? —cuando asintió, me fui a los vestidores.

Entré a los sanitarios, cerré la puerta, bajé mi ropa y tomé asiento. No era para utilizar el sanitario, era para ver otra cosa.

Agarré un poco de papel sanitario y... sí, era humedad.

Pudo haber sido mi periodo, pero no, ni es fecha ni tengo los dolores que debería.

De acuerdo, entonces, una parte muy importante de mí sí quiere hacerlo con ella, la que no se ha puesto de acuerdo es mi cabeza.

Me asusté cuando tocaron la puerta.

Terminé de limpiarme, fui a mi casillero y me cambié, solo que tuve que volver al sanitario para ponerme un protector.

Todavía tenía una clase más que tomé a la mitad, porque fui a reunirme con el director para la junta de cada inicio de semestre y básicamente solo fui a hacer acto de presencia junto con Danielle, porque no hablamos de nada serio con él.

Al volver a la sala del Consejo, la profesora de Gimnasia me estaba esperando.

—¿Tienes un minuto? —me preguntó.

—Claro —le señalé que entrara—, por favor.

Ingresó y, puesto que no se sentó, yo tampoco lo hice.

—Es sobre el Encuentro de Basquetbol —fue directo al punto.

—Ah... —en serio ya no quería saber más sobre eso—. ¿Volvieron a enviar la invitación?

El Centro de Cultura es el que lo organiza y la invitación la enviaron desde ahí, por eso era necesario rechazarlo formalmente pero el director tenía que hacerlo.

—El director no nos responde nada, ya le dijimos que no pudimos convencer a nadie —explicó Danielle.

La mujer levantó una mano.

—Hace un rato, para eso puse a jugar a algunos, yo no los había visto muy bien, pero creo que ellos serían excelentes.

Miré a Danielle y esta a mí.

Si bien entendimos, está hablando de Lisa, Clara, Mike, David, Javier, Rafael y Leo.

—Hay muchos roces entre ellos, usted misma los ha visto —le recordé—. A menos que sea en equipos distintos, no creo que pueda convencerlos.

—Pero tú eres la novia de Lisa —apuntó—, pensé que podías convencerla.

Se me fue el aire en un soplido.

Sigo sin estar preparada para que eso llegue a los oídos de los profesores.

—Emm... Sería mejor que el director se los mencionara, y usted también, y yo después hablo con ella.

—Si se los ofrecen como una invitación directa a ellos, tal vez lo consideren —aseguró Danielle.

La mujer sonrió.

—De acuerdo, muchas gracias a las dos —dijo antes de irse.

Una vez que se fue, tomé asiento.

—Con un beso la convences —murmuró Danielle.

—Tú convence a Clara —repuse y se echó a reír.

Eso me recordó que iba a ir a ver a Lisa, así que recogí mis cosas, cerré la sala del Consejo y me despedí de Danielle.

En la luna y las estrellas | TERMINADA | ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora