En la luna y las estrellas | TERMINADA | ©

Capítulo 78 [+18]

Por motivos evidentes, no suelo celebrar mi cumpleaños el día correcto. Este año sí había 29 de febrero y por eso y por estar por dejar la presidencia, todos en mi Consejo me ayudaron a organizar una celebración.

En mi casa, mi mamá me había preparado algo lindo para desayunar y mañana celebraré con ella, Ricardo y algunos invitados.

Pero, además de la fiesta, lo que no me dejaba tranquila era lo que había planeado con anticipación.

Al salir de la escuela, vine con América y Danielle a mi casa y, antes de ducharme, puse en el lavamanos las cosas que ellas me acompañaron a comprar.

Dejé llenando la tina y comencé a desvestirme, para continuar con lo demás.

Primero tengo que rociar el spray azul en mi cabello antes de la ducha y luego recogerlo para no dejar escapar el producto.

Lo hice.

Una vez que el agua en la tina fue suficiente, cerré el grifo, vertí el sobre de la espuma y fui por la esencia.

Le envié un mensaje a Danielle para preguntarle por qué había dos sobres de esencias y me dijo que son lo mismo, solo que eran para tener opciones.

No podía abrir el que no fuera a utilizar, de modo que me fui por el de flores sin estar segura de qué tan buen aroma tenía.

Cuando la espuma subió, me quité la bata y entré a la tina.

No me quedé ahí tanto como me habría gustado, porque en realidad ni siquiera necesitaba ducharme, puesto que lo había hecho en la mañana, pero mis planes para esta noche lo requerían.

El shampoo fue el mismo, por supuesto, y no me produje tanto.

Me puse una falda con el respectivo cinturón, una camiseta y una chaqueta encima.

Tampoco fue por la fiesta toda la preparación, entonces la vestimenta no tenía que ser tan pensada.

Sí era importante la fiesta y valoraba lo que todos habían hecho por mí, así como el que estuvieran presentes, pero en serio tenía algo más importante pendiente esta noche.

En el bar, América y Danielle me acompañaron al sanitario.

—¿Y Lisa sabe? —me preguntó la primera.

—No —respondí ansiosa.

—Respira, tranquilízate —habló Danielle, arreglándose el cabello delante del espejo—. Pero no te dejes llevar —me volteó a ver—, dile todas las dudas que tengas y vayan despacio.

—Si te tensas, se pone feo —dijo América.

Con las manos sobre mi estómago, respiré hondo.

—Me iré con ella en diez minutos —me estaba temblando todo el pecho, como si tuviera frío.

No es que no quisiera escucharlas y mucho menos que no valorara sus consejos, que son muy importantes para mí, sino que, darle más vueltas, me iba a poner más nerviosa.

Salí y fui a buscar a Lisa, para decirle que ya quería que nos fuéramos.

No supe si el frío de afuera me hizo temblar más o era cada paso que daba.

Mañana no hay clases, es temprano, Lisa dejó encargado al gato con Anthony antes de irse y yo lo preparé casi todo.

Al llegar, empecé a silenciar todas las notificaciones de mi teléfono.

—¿Le avisaste a tu madre que te ibas a quedar? —preguntó desde la cocina.

—Sí —temblando, pasé saliva y fui con ella—. ¿Todavía puedo pedir algo por mi cumpleaños?