Capítulo 37

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Una vez, mi papá me dijo que era capaz de girar la cabeza más de 90 grados, no le creí, así que lo hizo y se lesionó.

Algo similar pasó con América y el gusto que tiene por los arácnidos, cosa que me demostró dejando que una araña caminara por su brazo.

El punto es que soy el tipo de persona que no cree hasta no ver.

Y jamás habría creído que Lisa bailaba si no la hubiera visto con mis propios ojos.

Hace diez minutos, salí al sanitario y Lisa estaba en la sala del Consejo conmigo, así que le dije que me esperara, además les indiqué a los demás que no la molestaran.

Únicamente les dije que, si volvía y ella ya no estaba, cambiaba la fecha límite de la entrega de sus reportes para esta semana.

Entonces, cuando volví, la vi enseñándole a bailar a Mauricio.

Todos lo intentamos y ninguno pudo hacerlo dar un paso coordinado.

Cuando terminaron, ella fue a sentarse en la silla donde yo la había dejado y me acerqué.

—Tampoco sabía que bailabas.

—No es todo lo que sé hacer —respondió.

Luego de devolver la botella de agua al escritorio, extendió una mano, pidiéndome la mía.

En estos momentos, no podría estar más agradecida con mi padre por haberme enseñado a bailar.

Le di mi mano y tiré de ella, quien se puso de pie nuevamente, para venir conmigo.

En el sitio correcto, di la vuelta hacia ella y me recibió colocando una mano en mi cintura.

Suspiré antes de poner la mía en su hombro.

Pude llevarlo perfectamente, sin tener que seguirla o hacerla seguirme a mí, pero en todo momento estuve pensando en esa mano en mi cintura y más por las dos veces que presionó justo antes de hacerme girar.

Y a pesar de las horas que pasaron, es más, el día entero que transcurrió, seguía pensando en todo... en todo.

No soy una niña, sé lo que viene después de un beso, sé lo que es el siguiente paso en una relación.

Es que no creo que sea tan increíble ni tan importante, solo es un paso más.

Realmente nunca pensé en llegar a eso con nadie.

Pero Lisa... Ya me metieron muchas ideas en la cabeza sobre hacerlo con ella, inclusive lo que dijo Viridiana.

No había podido dormir casi nada, dándole vueltas a lo mismo y llevaba toda la mañana del domingo todavía con eso en la cabeza.

No termino de estar segura de si realmente quisiera llegar a ese nivel con Lisa, aun si tuviéramos una relación en serio.

Por más que trato, no le puedo ver la importancia a eso.

A mí ya me hace ver fuegos artificiales desde una mirada suya hasta un beso.

No necesito más

Reaccioné cuando el timbre sonó.

Bajé del columpio, me calcé y fui a abrir.

Me había dado un baño muy temprano, precisamente por haberme desvelado, así que solo estaba esperando a que Lisa llegara.

—Pasa —dije al abrir.

Entramos y subimos directamente a mi habitación.

Antes que otra cosa, del escritorio tomé el vale que me dio Mauricio, para Lisa, como un agradecimiento por la lección de baile del viernes.

En la luna y las estrellas | TERMINADA | ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora