CAPÍTULO 13

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Pov Maddison

- ¿Estás ahí?- Pregunto en medio de la oscuridad de la celda, la melancolía me consume el alma al estar allí sola, sin mi hermano.

- Si pequeña- Responde Alessandro del otro lado- ¿Cómo estás?

- Aburrida, las centrales son tediosas, no hay nada divertido.

- No sé cuándo pueda sacarte de ahí. Pero tengo buenas noticias- Presto atención- Me voy a casar con los primos Martinez.

- Wow, no pensé que llegarás a ese punto- Rio sin creerlo.

- Ahora los tenemos de nuestro lado. Papá estuvo de acuerdo. Pero no quieren decir el porqué de la propiedad rusa en sus tierras.

Lo pienso un poco.

- Debe ser algo... Exclusivo de ambos. No lo sé, ya te lo dirán.

- Debo ir por Go Seyong, está por llegar a la pista.

- Ve, hablamos luego- Me despido de mi hermano y apagó el mini intercomunicador que está oculto en mi oído. En nuestro pequeño encuentro disimuladamente lo metió en el bolsillo de mis shorts, por eso al instante en que Axel me desató corrí a asegurarme que no lo habían tomado.

Me quedo absorta en la oscuridad sin lograr conciliar el sueño. Al primer rayo de sol del otro día traen comida para todos los prisioneros menos a mi, no digo nada y solo me quedo acurrucada en el incómodo colchón en el suelo. En la tarde noche se repite lo mismo, les traen un plato de comida a todos ignorando mi presencia como si no existiera. Me quedo callada, no necesito rogarle un plato de comida a estos soldaditos de juguete. Siento la boca pastosa por la falta de agua y mareos por la falta de alimentación pero no importa, lo soportare.

A la mañana siguiente sucede lo mismo y en la tarde igual. Dos días sin comer ni beber y ya siento como la rabia corre por mi cuerpo, ¿Que se creen para humillar me a mí?

- Señorita Cassano- Medio giro mi cuerpo notando a la soldado Barbie- ¿Se encuentra bien?

- ¿Te interesa de verdad o solo preguntas por educación? No quiero tú lastima.- La agresividad en mi tono de voz no pasa desapercibido.

- Le pregunto de verdad.

- Pues es una pregunta estupida- Frunce el entrecejo- ¿Tú estarías bien sin comer ni beber nada por dos días? Pues ahí está tú respuesta.

- ¿Cómo así?

- No te hagas la tonta, se que todos aquí me odian por matar a varios de sus colegas y no me creen merecedora de un plato de comida de su parte pero que se jodan, no los necesito.

- No era consciente de ello, ni el coronel.

- Tú coronel es el que más me detesta.

Se queda callada y segundos después escucho como abre la reja y entra a la celda.

- ¿No temes a qué te mate?- Se encoge de hombros ante mi pregunta.

- Solo hago mi trabajo- Me ayuda a ponerme de pie y me guía a las duchas del lugar- Te traeré ropa limpia.

Entro en la ducha y escucho sus pasos lejos. Me quito la ropa y tomo un baño lavando mi cabello y cuerpo. La teniente me pasa una toalla y me seco recibiendo la ropa que me ofrece. Es un pantalón de sudadera con un top básico blanco y una chaqueta igual al pantalón, con ropa interior nueva. La recibo vistiéndome y el soldadito me guía a uno de los edificios principales. Entramos a la cafetería de la central que está vacía. Me siento en una mesa y Astrid se aleja trayendo una bandeja con sopa y un plato con pollo. Como despacio degustando la comida y el vaso de agua que me ofrece la teniente. Es buena persona, muy buena. No me gusta tanta amabilidad pero me es útil en este momento.

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