CAPÍTULO 40

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Pov Axel

El piloto se esfuerza por maniobrar el helicóptero cuando al intentar ir detrás del avión donde llevan a los Cassano, el Pakistaní lanzó una bazuca que averió la hélice principal.

La aeronave aterriza con fuerza en la arena golpeandonos a todos en el camino, el otro helicóptero cae de la misma manera donde vienen los hombres que sobrevivieron.

Me quejo cuando una de las sillas cae sobre mi pierna herida causando un irritante dolor. Mi hermano de inmediato intenta ayudarme, hace un gran esfuerzo ya que con el ajetreo se golpeó el brazo y tiene un gran hematoma en su bíceps.

Seyong se sostiene la cabeza notando un hilito de sangre que sale de su sien, mientras Thiago saca una navaja que se enterró en su abdomen, no es tan profunda pero se ve que duele bastante. A su lado Samantha sostiene a mi madre que se ha golpeado las piernas con las latas que nos cubren.

Luego del aturdimiento la realidad me golpea de manera dura, ya que hago un esfuerzo por levantarme, sin embargo la herida me escuece volviéndome a mi lugar de manera brusca.

-Axel, calma- Trata de decirme mi madre pero niego enojado.

-¡Se llevó a mi mujer, joder!- Respiro agitado- Necesito hallarla antes de que le haga algo peor.

Go Seyong sale afanada del helicóptero mirando a su alrededor, se vé desorientada y con la respiración descontrolada, sus manos tiemblan y sus ojos se notan brillosos por las lágrimas.

De la nada dos grandes aviones aterrizan cerca y de este bajan los gangster de la Yakuza.

-¡¿Dónde estaban?!- Exclama, la coreana molesta.

-Los Afganos nos atacaron en el aire impidiendo el paso- Informa el cabecilla- Lo siento.

-¡Quiero que hagan trabajo de búsqueda y rescate!- Demanda molesta- ¡Más les vale que la Dama de la Mafia y el Capo de Italia vuelvan sanos y salvos o se va armar una masacre entre la Yakuza!

-Sí señora.

Inmediatamente todos sacan mapas y satélites portátiles con el fin de hallar algo, no hace mucho que partieron.

Mi madre se encarga de sacar la bala y coser la herida, me quejo pero lo soporto como puedo, si dejo que me pongan anestesia no sé en qué momento volveré a despertar.

-¿Encontraron algo?- Pregunto a cada rato.

-Aún no- Comenta mi hermano, quien ya tiene ropa puesta al igual que las otras dos mujeres- Pronto los encontraremos.

Los minutos se me hacen eternos y no pienso con claridad, divago y siento que me vuelvo demente, la necesito a mi lado. Ella no debía separarse de mí, pero siempre es una maldita terca que me jode. Cuando vuelva a mí la voy a reprender por está estupidez porque debe volver, si no la traigo yo a las malas.

-¡Oyabun, tenemos algo!

Seyong se dirige al sujeto con rapidez.

-Están atravesando el archipiélago por el golfo de Nápoles.

-No han salido del área italiana- Asiente- ¡Aviones y helicópteros listos, ya!, ¡No voy a dejar por mucho tiempo a los Cassano con Saleem!

Todos corren a sus lugares y yo subo junto a mi madre en un avión donde me dejan sentado, no puedo hacer mucho con una pierna herida y eso me hace sentir inutil.

Seyong y Matthew suben a un helicóptero preparando armas mientras los colombianos suben al otro ajustando sus metralletas. Todos ascienden en el aire dirigiéndose lo más rápido que se puede al lugar.

OBSESIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora