CAPÍTULO 26

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Pov Maddison

La oscuridad de mi habitación es la única que me acompaña mientras miro absorta el techo. Estoy sola, mi padre se fue a corea a una cita con su médico, la dura vida que ha sobrellevado le pasa factura y su cuerpo se deteriora al sumar los años. Alessandro en su luna de miel, tres días estará en las vegas.

Yo, permanezco encerrada en la mansión donde los trabajadores parecen fantasmas. Me jode que todo el mundo logró seguir con su vida, incluso mi hermano, pero yo aún estoy estancada y no encuentro una razón para salir de mi agujero negro, a veces quiero dejarme llevar, arrastrar al interminable vacio hasta mi muerte pero yo no soy así, no me rindo y no quiero fallarme a mi misma, pero a veces el cansancio me puede.

Luego de ese tormentoso 23 de Septiembre lo único que se me pudo pasar por la cabeza fue huir, de Axel y sus cuestionamientos, no es momento de que sepa la verdad. Pronto la revelaré de la mejor manera. Semanas pasé encerrada aquí mismo, dejando que los recuerdos me consuman y lo que algunos llaman depresión me pateo de la peor manera, solo salí para la boda de Alessandro y eso ya pasó. Ahora tengo en la cabeza a Axel, observo las fotos que nos tomaron al salir de la ceremonia, una rara sensación en mi estomago me hace apartar la vista por un momento, sigo mirando y observo las fotos que tengo con Cahya, la nostalgia me hace vibrar el corazón, tal vez en la otra vida tenga esta misma foto pero con el bebé que esperaba mi madre... Las sigo pasando y me estanco en las que aparece Axel, con una mínima sonrisa, la misma sensación ataca más fuerte sumado a un calor en mi pecho y prefiero dejar las fotos dentro de la mesita junto a mi cama, creo que me voy a enfermar.

Aburrida miro el techo y veinte minutos después me siento inservible, aunque no es como que tenga ganas de hacer algo. Sigo sumida en mis pensamientos hasta que un golpe en la puerta me distrae.

-Pase- La persona al otro lado entra y me mira con una sonrisa amable.

-Señorita, su hermano me ha ordenado que la saque de esta habitación y la lleve a dar una vuelta- Me dice Aleksy Nowak.

-¿Y para hacer eso me vas a poner collar?, No soy un puto perro.

-Vamos, Alessandro se preocupa por usted y yo no quiero dejarla aquí sola- Entra por completo y se sienta en la cama para mirarme- Tengo una carrera en el autódromo de acá en Nápoles, ¿Por qué no me acompaña?

Alessandro se topó con Aleksy en Polonia cuando me secuestraron los Pakistaní, según me contó es un experto en conducción y ahora corre en la Fórmula I representando a Italia, una gran fuente de ingresos en el negocio de las apuestas y estafas. Tengo entendido que no ha perdido ni una hasta ahora.

-Bien, solo porque es entretenido- Me pongo de pie y entro al baño donde tomo una ducha rápida, me visto con una licra negra que se pega a mis piernas y un top blanco sin brasier, no estoy de humor para soportar esa cosa y me calzo mis zapatillas perfectamente limpias. No me maquillo y solo recojo mi cabello en una coleta alta, ayuda a que el cabello no me moleste.

-Vamonos- Salgo con el joven de cabello rojo y ojos verdes, los escoltas nos esperan y abordamos la camioneta blindada. El camino dura dos horas donde me entretengo mirando la ciudad, es bonita pero creo que es momento de mudarme, me gustaría construir una mansión solo para mi en Alemania, es un país donde menos enemigos tengo y amo dicho país, empezaré a planificar los planos.

El auto se detiene en el estacionamiento y bajo siguiendo a Aleksy, le dan paso sin problema y se encamina a los vestidores, no me aparto de él, creo que mi subconsciente sabe que no me quiero quedar sola. Ya estando en la habitación se desprende de su ropa dejando sus boxer, no puedo evitar recorrerlo con la mirada, es delgado pero su abdomen trabajo y brazos firmes no me permiten apartar la vista, él carraspea notando el error que ha cometido e inmediatamente se pone el atuendo de Nomex con la bandera de italia y estampados de sus patrocinadores. Toma los guantes y el casco, me ofrece el que tiene de repuesto y lo recibo algo confundida.

OBSESIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora