CAPÍTULO 14

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Pov Maddison

Han pasado tres días y no hay señales de nadie. Ni de mi hermano o el coronel.

Estoy golpeada, adolorida y con sangre seca por todo mi cuerpo, nuestro baño es solo que nos golpeen con agua a presión, lo único medio decente que nos dejan hacer es el aseo bucal.

Tengo mis nudillos rojos, me duelen las manos cuando las muevo. Mi rostro tiene moretones por todo lado con mi labio y ceja rotas, mi nariz está enrojecida pero nada grave. Mis brazos son la peor parte, son mi defensa para proteger lo más que pueda mi cara, por lo que mis antebrazos están morados tornando un color azulado, mi piernas están igual y mis rodillas tienen raspones de días que no se han podido curar ya que a diario hay uno nuevo. Tengo mi abdomen adolorido y un gran golpe en mi costilla gracias a una patada que me mandó mi contrincante de ayer, la cual murió cuando la golpee y cayó mal rompiéndose sola la cabeza. Patético y suerte la mía.

Me siento en mi rincón de la celda con mucho esfuerzo, mis articulaciones no quieren responder como si me gritaran "Déjame descansar" pero no puedo. La peor parte es el cansancio de mis músculos, apenas y nos alimentan, algunas veces los mareos después del gran esfuerzo físico es aturdidor.

La teniente no está mejor que yo. Tiene un ojo morado, su ceja está rota y su labio lo rompieron por dentro, por lo que su boca no deja de salvar con sangre. Su mejilla está algo hinchada y sus brazos lucen igual que los míos. Pobre criatura, debería estar en una pasarela como la Barbie que aparenta, no aquí recibiendo este trato pero ni modo, la vida muchas veces no es justa.

Me acurrucó tratando de entrar en calor, es mi posición favorita. Me hace sentir pequeña y segura. Y dormir... Dormir es el paraíso en muchas ocasiones y más en situaciones como estás.

<< - Firme Maddison- Exige enojada.

- Estoy firme- Me quejo. Mi yo de seis años quejándose como siempre.

- No lo estás, tienes puntos descubiertos. Pueden ganarte, atacando por ahí.

Suspiro y mejoro mi posición. Mi hermano enfrente de mi de ocho años, más alto que yo imita mi acción y ella da inicio a la pelea.

- ¡El quiebre Maddison, es más grande que tú, busca el quiebre!- Me grita mi madre y yo cómo puedo le devuelvo los golpes a mi hermano tratando de cubrirme lo más que pueda...

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- ¡Vamos Alessandro busca el quiebre!- Le exijo a mi hermano desde afuera de la jaula. Tengo quince años y él diecisiete. Estamos en uno de nuestros lugares favoritos "El círculo rojo" un lugar para pelear donde no existen reglas, aquí se gana hasta que el oponente queda noqueado o muera, en ciertos patéticos casos que se rinda- ¡Siempre hay un descuido, búscalo!- Mi hermano está en el ring luchando con un sujeto con cara de asesino, mucho más fornido que él. Mi hermano lanza un golpe a su rostro y seguido a sus costillas para al final mandar una patada que lo deja noqueado en el piso.

- ¡Eso!- Celebra y subo al ring haciendo que me cargue- Siempre busca el quiebre pequeña.

- Siempre busca el quiebre- Repito recordando el rostro de ella y sonrió abrazándo a mi hermano.>>

Despierto y no sé cuánto tiempo ha pasado, mi pecho está acelerado. Recuerdos, son solo recuerdos que no abandonan mi mente y que en estás fechas vienen con más frecuencia. Mi pecho se comprime por la impotencia y contengo las lágrimas para no quebrarme aquí donde estoy sola y mi hermano no está para apoyarme. Lo extraño joder. Me hace tanta falta, solo lo quiero a mi lado y abrazarlo hasta volver a sentir la fortaleza llegar a mi cuerpo y mente. Lo estoy dejando solo, no estoy cumpliendo mi promesa y eso me duele aún más causando que mi corazón quiebre otro pequeño trozo de los miles que ya hay.

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