CAPÍTULO 28

32 3 1
                                    


Narrador omnisciente*

Agosto 26 del 2012*

Boris Smirnov caminaba por una de las discotecas de Tailandia, el anfitrión lo recibe alegre ofreciendo todo tipo de tragos y mujeres disponibles, por que si, era un hombre casado con dos hijos pero no dejaba su gusto por las mujerzuelas.

Tomó asiento en la zona VIP junto al hombre que quiere hacer negocios con la Bratva. Boris le presta atención a las palabras que iniciaron toda la historia.

-Vicenzo se casó y ahora tiene dos hijos, nadie los ha visto, el italiano no ha dado la cara desde hace años, controla todo desde las sombras.

-No me interesa- Fue la sincera respuesta de Boris, tenían un acuerdo y no armaría una guerra sin sentido.

-Vicenzo vendió la cadena hotelera en Venecia a nombre de su esposa y ahora construye un resort en las vegas, "The palm", eso triplicará las ganancias...

-No me interesa- Reitera Smirnov bebiendo de su trago mientras pierde la vista en la mujer de escasa ropa que le coquetea mientras baila en un tubo.

-La esposa de Vicenzo viene de una familia adinerada y corrió con la buena suerte de dar con uno de los hombres más poderosos de Europa...

-¿A dónde quieres llegar?- Se exaspera por el tema de conversación.

-Necesito dinero...- El hombre baja la vista apenado- De donde sea lo debo conseguir y descubrí que Bianca Russo tiene propiedades de valor abandonadas, si se las robamos podría enmendar mi deuda de una vez...

-¿Pretendes que yo te ayude?, no seas imbécil que ese nisiquiera es mi problema.

-Puedes conseguir información fácilmente, es lo que necesito- Saca una foto de la esposa de Vicenzo y Boris se olvida de la mujer que ahora está desnuda y fija la vista en el rostro angelical de Bianca-Ella no necesita esas propiedades, ni las va a echar de menos. Por favor Boris, estoy desesperado y está es mi última opción.

El ruso solo podía ver lo hermosa que era la esposa de su enemigo, apreciando la belleza que transmitía tomó una decisión, ella sería suya.

-¿Dónde está ella ahora?

-Se le vió en las vegas organizando los detalles del nuevo Resort.

-Pues partiremos a las vegas ahora mismo- Se puso de pie y sus hombres corrieron la voz preparando la avioneta que transportará a su jefe.

Luego de unas largas horas de viaje, Boris iba en una de sus camionetas a la zona del nuevo Resort, al llegar solo vió una constructora y hombres trabajando, no se acercó mucho, solo veía desde la distancia en busca de su posible objetivo. Horas pasó allí hasta que de la nada vió la cabellera larga y castaña que identificó casi al instante, espero un momento hasta que de la nada ella se giró y pudo apreciar su rostro, esos ojos color miel brillaban bajo la luz del sol, su sonrisa angelical lo tentaba con esos labios rosados y carnosos, ni hablar del cuerpo escultural que tenía, un vestido blanco ajustado le llegaba a las rodillas, tenía tirantes delgados resaltando el escote, no era de curvas muy voluptuosas, sus pechos eran un poco pequeños y su culo redondo y firme no era extravagante, pero para el ruso ella era la perfección hecha mujer. Quiso acercarse, cautivado por la hembra de su enemigo pero en eso los autos de Vicenzo hicieron su entrada obligándolo a salir de la ciudad de inmediato. Ese día llegó a Rusia con la imagen de Bianca en su cabeza y no se borró ni cuando su esposa se acercó a darle un beso en los labios, la miro. Ella era un verdadera hembra, venía de una familia con poder, el apellido Ivanova era temido por muchos, pero ella no era conocida solo por su apellido si no por ser esposa del líder de la Bratva siendo una de las mujeres con más poder, ni hablar de su belleza, ella estaba en el estándar de belleza mundial, era alta con buenos pechos y culo deseable, cabellera larga rubia y ojos verdes como esmeraldas, su rostro de facciones un tanto fuertes. Para él, Sasha Ivanova era preciosa pero no le gustaba, Boris deseaba la inocencia en los ojos de Bianca, deseaba su ternura, no deseaba a una mujer con carácter como lo era su esposa.

OBSESIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora