Capítulo 11: Confío en ti.

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—Ahora intente dar la vuelta.

Shōto tira un poco más de las cuerdas y la yegua gira, retornando hacia Izuku que los espera de pie a un par de metros, este la recibe acariciando su hocico.

—Buen trabajo, mi Lord. Dejemos que ella tome un descanso, ¿Sí?

—Está bien.

Izuku ayuda a que Shōto baje de Eira y le quita el filete de la boca, luego le da palmadas y ella empieza a corretear por los alrededores con mucha alegría.

Han estado practicando cabalgar por dos semanas, básicamente le enseñaron a la yegua a dirigir el camino y seguir a Izuku, mientras Shōto se deja guiar.

—Mañana iré de regreso a casa, ¿Le gustaría que dejara algo en especial para usted? Alguna comida o...

Mientras Izuku comienza a parlotear, Shōto vuelve a tensarse.

Otra vez Izuku se iría, quedaría solo y expuesto al maltrato si se descuidaba.

Si tuviera una petición especial, esa sería que se quede a su lado, cuidándolo, protegiéndolo, haciéndole compañía. Pero era demasiado pedir, de seguro Izuku extraña a su alfa, su hogar.

Extiende su mano para tomar la de Izuku y así calmarse un poco.

—¿Qué ocurre, mi Lord?

Por supuesto que el omega reconoce la incomodidad en el rostro de Shōto y su gesto para "pedir ayuda" cuando lo invaden emociones negativas.

Shōto suelta su mano, Izuku la vuelve a tomar.

—Mi Lord...

—No tengo derecho a pedírtelo... Pero tampoco quiero soportarlo por más tiempo, Izuku.

El omega ahora se preocupa más y toma asiento en el césped, animando al bicolor para que haga lo mismo.

—Cuente conmigo, haré lo posible para ayudarlo, ¿Qué es lo que se le ofrece?

Shōto ahora duda.

¿Qué es lo que realmente quería?

Era ilógico.

Niega huyendo del agarre del omega nuevamente y abraza sus piernas, el peliverde suspira tomando su hombro.

—Mi Lord...

—Olvídalo, por favor, es un deseo egoísta, no puedo con ello.

—Si me lo dice, podríamos buscar una solución.

Siente sus ojos dispares humedecerse. Era difícil hablar, pero quería hacerlo; aunque la vergüenza lo invadía, se sentía en la necesidad de desahogarse y pedir ayuda.

Izuku limpia sus lágrimas con su pulgar.

—Por favor, mi Lord, no me preocupe...

—No me dejes, por favor... —Logra susurrar, cerrando sus ojos —Tengo miedo.

—¿Miedo? ¿De qué mi Lord? No es como si le fuera a suceder algo. Estará en su casa, bajo el techo en que nació y creció y con la protección de gente que lo quiere.

—No es así, Izuku.

Izuku muerde sus labios soltando un suspiro.

—¿Es porque sigue creyendo que es una carga? Ya conversamos de esto, es solo adaptarnos a su nuev-

—No es así —Interrumpe —O al menos no del todo.

—¿Entonces?

Shōto siente que sus manos sudan, otra vez se arrepiente de hablar, hubiera sido mejor mantener la boca cerrada, estaba en aprietos.

Guía y nitidez [Tododeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora