Capítulo 45: Dominio de instinto.

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Despierta lentamente, sintiendo el calor del cuerpo desnudo de Izuku a su lado. Con un suspiro de satisfacción, acaricia con suavidad sus cabellos rizados, sus dedos se deslizan entre cada hebra. Todo parecía perfecto, hasta que notó algo diferente.

La piel de Izuku estaba caliente, quizás demasiado, ardía como si hubiese pasado horas bajo el sol, pero la temperatura en el dormitorio no era alta.

Algo era definitivamente raro. Preocupado, se inclinó hacia él, sintiendo la respiración errática de Izuku y su cuerpo inquieto.

—¿Izuku? —pregunta en voz baja palmeando su mejilla.

El omega apenas entreabrió los ojos con el ceño fruncido, despertando, su respiración al instante se acelera más y alza su mano para tomar la de Shōto, buscando aferrarse.

—Shō... —gime poniéndose sobre él.

Shōto tragó saliva cuando los ojos verdes lo miraron con total deseo.

Ahora comprende la situación. El pecoso ha entrado en celo... pero, ¿cómo era posible? Se supone que aún faltaban dos o tres días para ello, ¿por qué se habrá adelantado?

—Shō... mi Shō... —ronronea, sus manos se deslizan por el pecho de Shōto —Te necesito...

Izuku comenzó a moverse contra el regazo del bicolor, su calor se incrementa, y Shōto siente su propia resistencia flaquear.

—Izuku, no —murmura, tratando de mantener el control —No puedo hacer esto… soy un beta, no puedo darte lo que necesitas.

—No me importa, Shōto. Solo te quiero a ti. Por favor... —jadea entre sollozos. Su lobo suplica por la atención de su pareja y aulla de tristeza por sentirse rechazado.

—No quiero que te sientas insatisfecho, no estoy listo para ello —intenta razonar, aunque es en vano. No está hablando con Izuku, sino con su omega interno, se siente tonto por ello.

Con dificultad, se aparta e intenta levantarse, el pecoso se lo ponía difícil no solo por resistirse, sino también porque empieza a llorar.

Shōto de verdad no soporta oír sus lamentos. Detesta que sus lágrimas no sean de felicidad.

—Shō, mi amor, por favor, no me dejes... —suplica queriendo aferrarse a él —T-te quiero a ti, por favor, te necesito, quiero tu nudo.

Nudo.

A Shōto le da un vuelco en el estómago nada más por escucharlo pedir algo que no podrá darle.

—Shō...

—Dame un momento, Izuku —murmura tomando la bata para cubrir su cuerpo antes de salir de la habitación a toda prisa y cerrar la puerta detrás de sí.

Suspira recargando su nuca contra la puerta, oyendo que a través de ella Izuku lo llama.

—Disculpe —llama a uno de los guardias que merodea el pasillo —¿Podría, por favor, llamar a Lord Hitoshi Shinsō?

El caballero asiente acatando la orden al instante y, en menos de cinco minutos, viene seguido de su amigo pelimorado y su antipático prometido.

—¡Mi lord! ¿Me llamaba?

—¿Por qué está desnudo en medio del pasillo? —pregunta Neito con diversión al ver que Shōto lucía abatido y solo el albornoz cubría su cuerpo.

—E-es Izuku. Acaba de entrar en celo... Se supone que un faltan unos días para ello.

—¿De casualidad... tuvieron...? Ya sabe.

Asiente más rojo que un tomate.

—Ah, con razón —ríe el rubio, Shōto lo observa con confusión —¿No sabía acaso que el celo se puede adelantar por la actividad sexual?

Guía y nitidez [Tododeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora