Capítulo 30: Instinto confundido.

504 77 69
                                    

Despierta agotado, aún se siente algo acalorado, pero está consciente y su cuerpo ya no le duele.

Parpadea levemente, lo primero que sus ojos ven es la mirada preocupada de su amo sentado a un lado de la cama, con una charola de comida en su regazo.

—¿Shōto?

—Abre la boca, Izuku, es momento de comer —responde con suavidad levantando la cuchara con algo de arroz.

Izuku lo ve confundido, ¿por qué lo está alimentando? ¿Por qué está en su habitación? ¿Por qué tiene leves ojeras? ¿Por qué luce tan cansado?

—Shōto... ¿qué haces?

Entonces Shōto se da cuenta de su expresión despistada, también de su forma calmada al momento de hablar y que el rubor y la sudoración en el cuerpo contrario ha disminuido notablemente.

¿Ha acabado su celo?

—Despertaste... —susurra —¿Cómo te sientes? —es lo primero que sale de sus labios.

Izuku sonríe.

—Estoy bien, ¿has... has estado cuidándome todo este tiempo?

—Solo desde anteayer, lamento no haber estado contigo desde el inicio, no me gustó cómo te estaban tratando, ¿Es así siempre? Aunque ya me explicaron que era necesario para que no te sientas mal después del momento de tu recuperación.

A Izuku le llegan leves recuerdos borrosos de él poniéndose bastante caprichoso con las sirvientas que venían a cuidarlo.

O aferrándose a Shōto y restregándose contra él, saltando en su regazo, queriendo evitar que se vaya y llorando porque no había obtenido lo que quería.

Pero Shōto solo se ocupó de arroparlo y cuidar de él con mucha paciencia, ahora se sentía bastante avergonzado por su actuar aunque no haya sido adrede.

—¿No... no te hice sentir incómodo?

—Para nada, Izuku, comprendo que es una necesidad que no puedes controlar. Claro que no tenía idea de nada, pero prometo investigar más a fondo y prepararme para cuidar mejor de ti en tu próximo celo.

—E-está bien... Muchas gracias —murmura con un rubor.

—¿Cuándo es la próxima vez? ¿Cada cuánto tiempo es el celo de un omega? ¿Siempre dura tantos días? ¿Siempre te hace sentir así de enfermo? ¿Hay alguna medicina para aliviarte?

Shōto quería saberlo todo, quería asegurarse de cuidarlo bien a la próxima.

Izuku suspira con una sonrisa, su lobo mueve la colita por sentirse querido, así que no duda en responder a sus preguntas y le prometió explicarle con más detalle todo.

Se sonríen mutuamente mientras bajan del carruaje, pasaron días desde que pasó el cumpleaños de Shōto, pero Izuku le había prometido una cita solo para ellos y la planeaba cumplir.

Tuvieron la fortuna de que esa misma tarde haya iniciado la feria en el pueblo, así que, con mucho entusiasmo se decidieron a recorrer todo el lugar.

Fueron temprano para aprovechar el día, Izuku traía algo en su bolso y lo ocultaba con mucho recelo. Shōto moría de curiosidad, pero sabe que al final del día, seguramente bastaría con preguntar para que se le muestre, porque al igual que él, Izuku no podía negarle nada.

A Shōto le emocionaba ver que, poquito a poquito, el omega también parecía ser partícipe de su coqueteo.

Primero fueron a un restaurante de carnes, lo que le sirvió para saber que a Izuku le gustaba mucho el cerdo.

Guía y nitidez [Tododeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora