Capítulo 17: Restauración.

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—No parpadee, por favor, si siente que necesita hacerlo, dígamelo y así podré detenerme.

Shōto asiente recostado en su cama, la pre adolescente suspira levantando sus manos para dejarlas sobre los ojos del beta.

Estaban solos, la pequeña no podía tener distracciones o todo podría salir muy mal, pero en la puerta de la habitación, afuera, estaba la princesa Momo, sus omegas de compañía, el hermano y el padre de Eri, y el príncipe Yoyetsu.

Todos rezando para que aquello resulte de la forma más óptima posible.

—Si su visión se aclara, también debe informarme de inmediato, no quisiera retroceder demasiado.

—Está bien —suspira viendo ambas palmas demasiado borrosas a unos centímetros de sus ojos.

Eri iba a rebobinar su estado hasta aproximadamente diciembre del año pasado, momento de su accidente.

—Empiezo ahora.

Shōto no siente cambio alguno, solo distingue que las manos sobre él se iluminan un poco. Aunque el proceso es lento, tampoco quiere acelerarlo, según Eri, ha tenido la desgracia de desaparecer plantas retornando a que sean semillas.

No quiere saber qué pasaría con sus ojitos.

—Alto —pide.

Eri deja de usar su poder.

Shōto cierra sus ojos, sintiéndolos secos, parpadea un par de veces y vuelve a suspirar, abriéndolos.

—Continúa, por favor.

La chica asiente retornando a su postura inicial.

—Lord Katsuki —se oye tras la puerta.

La empuja con fuerza de su regazo y acomoda sus pantalones, liberando su propio olor picante para ocultar las dulces cerezas en el ambiente.

—Ocúltate —demanda.

Ochako obedece a medio vestir escondiéndose entre los libreros de la oficina, temblando con las mejillas sonrojadas por los espasmos del orgasmo que acababa de tener.

—Adelante —se aclara la garganta el alfa.

Un sirviente ingresa, ambos agradecen que sea uno beta, así no podría oler las feromonas, pero el olor a sexo era evidente, el tipo frunció el ceño y buscó por la oficina con la mirada.

—¿Qué pasa? —gruñe el cenizo.

Sabe que si alguien se entera, todo se iría al carajo. Todos los sirvientes y omegas de compañía en esa mansión eran como halcones que cuidaban el honor de su esposo.

Si uno descubre la aventura de Katsuki, no duda en que irían de chismosos a contarle a Izuku o a sus padres.

Una cosa es la palabra de Ochako contra la suya, otra muy distinta era la palabra de todo el personal de servicio. Sabe que su madre no cubriría sus espaldas.

—Ah, sí, mi Lord. Tiene visitas.

—Me lleva la... —murmura con enojo —¿De parte de quién?

—Lady Mitsuki dice que es una sorpresa.

Katsuki chasquea la lengua con fastidio, ya había perdido una hora de trabajo con Ochako, si se atrasaba más, no le daría tiempo de ir a visitar a Deku más tarde, ya tenía su regalo envuelto en la habitación.

Lanzando su bolígrafo, se levanta de mala gana para ir a atender a sus invitados, mientras más rápido los vea, más rápido podrá liberarse.

Nota la sonrisa que trae el chico,  parece emocionado, y la de algunos otros sirvientes que le sonríen de igual forma.

Guía y nitidez [Tododeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora