Capítulo 50: Te amo.

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Una vez más llega a aquella mansión, solo que esta vez está decidida a no tomar de más. Ya aprendió la lección, solo aceptará lo que se le dé y no pedirá ni exigirá más.

Temblando por el clima otoñal, se cubre todo lo que puede con la capa sobre su vestido y se acerca a las puertas, teniendo su valija en su mano.

Los guardias le gruñeron pero la dejaron pasar mientras llamaban a su ex esposo.

Toma asiento soltando un suspiro de alivio por lo calientita y acogedora que era la mansión. Tiene claro lo que hará, se disculpará y accederá a lo que sea que le ofrezcan, si retomar su papel como madre de... mierda, ya olvidó el nombre de su hijo.

Su loba aúlla de tristeza, extrañando a su cachorro. Ochako se disculpa con ella, Katsuki tenía razón, no debió haber cambiado a su bebé por unos cuantos miles de yenes que ya se le agotaron.

—Ah, qué milagro que apareces.

Levanta la vista, Katsuki baja la escalera, luciendo tan desinteresado como siempre.

—No hay nada de ti que me interese, Cara de huevo, así que di a qué has venido y lárgate.

—Quiero verlo —no tarda en responder.

Katsuki entiende a qué se refiere.

—¿Quién te crees que eres para venir a exigir un derecho que no te corresponde?

—Lord K-Katsuki... no puede hablar en serio, soy su madre...

Katsuki juega con sus propios labios mientras lleva su vista rojiza al techo, fingiendo meditar algo.

—Vamos a mi oficina.

Ella traga saliva y lo sigue desde atrás, con la cabeza agachada, está rendida, solo quiere... un lugar donde estar, lo ha perdido todo.

Después de intentar atacar a Enji, este la torturó con sus propias manos hasta el cansancio y la dejó moribunda cerca al establo.

Lady Rei la vio y terminó apiadándose de ella, llevándola a curar y dejándola reposar durante unas semanas hasta que esté mejor antes de darle algo de dinero y echarla.

Ahora no tenía más que los pocos yenes que le fueron otorgados y la valija con abrigos que le obsequió Rei. Solo estando al borde de la muerte recordó a su cachorro.

—Aquí está —Katsuki le extiende un papel después de haber buscado en su escritorio.

Ella lo toma empezando a leer antes de que las lágrimas nublen su vista café.

—P-por favor, no... No puede hacer esto.

—Tú renunciaste a tus derechos como madre por quinientos mil yenes. Shōri prácticamente no te conoce. Ni siquiera has venido a verlo cuando se te exigió, él pudo haber muerto por eso.

—¿C-cómo está él?

—Bastante bien, no tienes que preocuparte, no le falta nada.

—Quiero verlo, por favor... Quizás e-él me extraña, me recuerda. No me está castigando a mí, sino a él...

El cenizo medita las palabras, dándole la razón. Sí, probablemente Shōri extrañe a la avariciosa de su madre. No quería admitirlo, pero llegó a amar a ese cachorro que en alguna momento solo fue una molestia.

Le dirige una mirada a Tetsutetsu y este asiente saliendo de la oficina.

A los minutos el alfa peli plateado regresa, pero no solo. Setsuna está detrás de él y carga al cachorro rubio en sus brazos.

Ochako se levanta entre lágrimas, mas el bebé se asusta y empieza a llorar, aferrándose al cuello de su cuidadora.

—S-Shōri...

Guía y nitidez [Tododeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora