Capítulo 37: Poco a poco.

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—Esta es la habitación de Lord Shōto y Lord Izuku.

—¿Comparten habitación? —Ochako ladea su cabeza con confusión, tiene entendido que los concubinos tienen sus propios espacios y solo van a "dormir" con sus parejas cuando son llamados.

—Sí, desde hace un tiempo —Explica el sirviente con una sonrisa—. En un momento deben estar de regreso, hay que preparar la tina para que tomen un baño, cambiar las sábanas y llevar a la zona de lavado sus ropas.

—¿A quién bañaremos primero? —Pregunta admirando la bonita habitación, las feromonas de Izuku huelen hasta en el balcón, como si hubiera marcado su territorio.

Era extraño, jamás hizo aquello en la habitación que compartía con Lord Katsuki.

Ella no lo sabe, pero Izuku suele marcar con su aroma tanto a Shōto como su oficina y habitación para evitar que ciertos omegas se acerquen, entre concubinos de Enji y sirvientes.

No es por celos, sino por protección. Deja en claro su dominio para que nadie lastime o intente aprovecharse de su pareja.

—Oh, no, calma. Hasta ahí llega nuestro trabajo, después de acabar, debemos seguir con Lord Hitoshi. El marqués Shōto no permite que nadie lo ayude a tomar baños o a cambiarse más que Lord Izuku.

—¿Y si él no está?

—Lo hace solo, es tierno ver lo leal que le es a Lord Izuku aunque solo sea su concubino. —Suspira risueño retirando la funda de las almohadas—. Bueno, no más charlas de la vida privada de nuestros amos. Calienta el agua para la tina, pon aceite de coco en la leña, y cuando acabes, ve a la cocina para ayudar con la cena de Lord Enji.

Ochako asiente yendo en dirección al baño para hacer lo pedido, su bebé gimotea en la manta atada a su espalda antes de volver a caer dormido.

Cuando acaba de preparar todo, sale del cuarto de baño, el sirviente beta ya no se encontraba ahí, en cambio, cierto bicolor estaba de pie cerca a los muebles acomodando un ramo de flores en un jarrón sobre la mesita.

Lo observa en silencio, al parecer él no se ha percatado de su presencia, luce muy enfocado en escribir una nota que pone al lado del florero.

"Para mi guía, amante, compañero y la más hermosa de las luces. Te amo." se lee claramente.

Mira las flores, son bonitos girasoles adornados con un moño satinado de color rojo.

—¿Qué haces acá?

Shōto finalmente la ha notado, tiene el ceño fruncido, los hombros tensos, ella nunca antes había visto tanto odio dirigido hacia ella.

O sea sí, cuando regresó a los campos el resto de esclavos empezó a acosarla después de haberse enterado de la situación de sus amos. Tanto los demás esclavos como los guardias u otros trabajadores la degradaban.

Pero esas miradas eran nada a la expresión del beta frente a ella, como si su sola existencia le diera asco.

—Mi Lord, he acabado de preparar el baño.

—Bien. Gracias, ahora retírate. No quiero que Izuku te vea cuando venga.

Asiente dándose la vuelta, la única forma de dejar de ser mal vista por todos, sería si Izuku la perdona.

Poco a poco debería ganarse su perdón, hacerle saber que ya pagó por su traición, aprendió la lección y que merecía ser salvada otra vez.

Cuando sale, se topa con Izuku, le hace una reverencia, él no le dirige una mirada siquiera, se limita a ingresar.

Guía y nitidez [Tododeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora