Epílogo.

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—Izuku, mi luz, mi guía, mi vida entera... —toma las manos del pecoso que lo observa con un sonrojo en sus mejillas pecosas y gran brillo en sus ojos.

Se ve tan benditamente hermoso que quiere llorar otra vez.

—N-nunca imaginé que alguien como tú pudiera ver en mí lo que siempre soñé ser. Contigo he encontrado una fuerza que nunca supe que tenía. Prometo estar contigo en cada batalla, en cada tormenta, y en cada momento de alegría. Eres mi fortaleza, y mi hogar es donde estés tú. No importa lo que venga, sé que siempre enfrentaremos todo juntos, mi amor por ti es mi mayor poder y que estés conmigo, mi sueño hecho realidad. Mi vida es más brillante contigo, y no puedo esperar para seguir creciendo, aprendiendo y amándote por el resto de nuestros días —sonríe sintiendo que las lágrimas caían.

Izuku levanta una de sus manos para retirar las gotas con su pulgar.

—Te amo —murmura solo para Izuku, poniéndole la sortija en el dedo anular, agachándose un poco para dejar un beso en su dorso.

El lobo de Izuku enternece y aulla de alegría, era su turno.

Recibe con cuidado el anillo que le correspondía a Shōto, el cual lo tenía Momo sobre un cojín de terciopelo y toma la mano de Shōto, entrelazando sus dedos.

—Desde el primer momento que te vi, diez años atrás, supe que había algo especial en ti. Pensé que eras diferente al resto y resultó ser verdad.

Por supuesto que nunca iba a olvidar su primer encuentro cuando eran preadolescentes, y Shōto no lo trató con desdén como la mayoría hacía al conocerlo.

Cuando eran niños solo quería ser su amigo, ahora no podía verlo como algo menos que su esposo.

—En ese entonces no imaginé que la vida nos uniría de esta forma, pero estoy feliz de que haya resultado así, de haberme enamorado profundamente de ti... Prometo siempre estar a tu lado, guiándote y celebrando cada victoria contigo. Seré tu refugio, así como tú eres el mío. Y no importa cuán difícil se ponga la situación, siempre encontrarás en mí un faro que te guiará de regreso a casa, mi amor. Nunca dejaré de esforzarme para hacerte tan feliz como me haces sentir tú a mí... —culmina deslizando el aro en el anular de Shōto, que lloraba nuevamente.

Solo que esta vez las lágrimas no cesaron, el bicolor ya hasta tiene secreción nasal y se siente avergonzado por mostrarse así frente a tantas personas.

Izuku toma sus antebrazos para apartarlos de su rostro y estirarse de puntillas a besar su nariz.

—También te amo —le sonríe.

No hace falta decir que hubo más lágrimas al momento de decir "Sí, acepto". Y otras más cuando firmaron juntos los papeles antes de besarse.

La ceremonia concluyó con una explosión de aplausos y flores, ambos se regocijaron en el interior por la misma razón: habían encontrado a su par perfecto.

El salón de fiesta se llenó pronto, muchos estaban interesados en conversar con Shōto acerca de su extraña casta, mas este se abstuvo de responder cualquier consulta laboral.

Era su día, suyo y de Izuku. No iba a desperdiciarlo codeándose con el trabajo.

—Lord Izuku Todoroki, Lord Shōto Todoroki.

Guía y nitidez [Tododeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora