Parte 3: Retirada y Contención

3 1 0
                                    

La línea defensiva que Lucas y su pelotón habían establecido no aguantó mucho tiempo. La fuerza y la cantidad de los alienígenas eran abrumadoras. Las armas de energía que utilizaban los invasoreseran devastadoras y precisas, desintegrando barricadas y enviando a los soldados de la Coalición a cubrirse frenéticamente. La estrategia de contención se tornaba cada vez más difícil de ejecutar.

—¡Nos están superando, Sargento! —gritó Martínez, mientras un grupo de alienígenas rompía la línea y avanzaba hacia su posición.

—¡Retirada! —ordenó Lucas—. ¡Caigan atrás y reagrúpense en la siguiente calle!

El pelotón se movió rápidamente, corriendo a través de las estrechas calles de Avelis, usando cada cobertura disponible. Los disparos y explosiones resonaban a su alrededor, creando un caos ensordecedor. Los civiles que aún quedaban en la zona intentaban desesperadamente encontrar refugio, añadiendo al tumulto general.

Llegaron a una nueva posición defensiva, una intersección donde varios vehículos y escombros proporcionaban cierta cobertura. Lucas y sus hombres se desplegaron rápidamente, preparando sus armas y tratando de establecer una nueva línea de contención.

—No podemos seguir así, Sargento —dijo Rodríguez, respirando con dificultad—. Cada vez que retrocedemos, perdemos más terreno y hombres.

—Lo sé —respondió, limpiando el sudor de su frente—. Pero debemos seguir intentando. Nopodemos permitir que lleguen al centro de la ciudad. Haremos lo que sea necesario para detenerlos, aunque sea solo por unos minutos. 

Las órdenes de Lucas resonaban con determinación, pero la realidad era implacable. Los alienígenas no mostraban signos de detenerse. Sus formaciones avanzaban de manera sistemática, empujando a las fuerzas de la Coalición cada vez más hacia el interior de la ciudad. Cada intento de contención resultaba en una retirada desesperada.

Su pelotón no estaba solo en esta lucha. Por la radio, se escuchaban las voces de otros comandantes y soldados, todos enfrentando la misma desesperada batalla.

—¡Necesitamos apoyo en la avenida principal! ¡El enemigo está avanzando rápido! —la voz de un Teniente resonó por la radio.

—Mantengan su posición, Alpha Dos. Estamos enviando refuerzos —respondió el comando central.

Pero sabía que esos refuerzos eran escasos y que muchos pelotones estaban siendo aniquilados antes de poder establecer una defensa efectiva. La Coalición estaba siendo superada en todos los frentes, y la retirada constante era la única opción viable para evitar una masacre total. 

—¡Aquí vienen! —gritó Martínez, señalando un grupo de alienígenas que doblaba la esquina y se dirigía hacia ellos.

Lucas y su pelotón abrieron fuego, tratando de frenar el avance. Las balas y los rayos de energía se cruzaban en el aire, creando un espectáculo de destrucción. Los alienígenas, sin embargo, seguían avanzando, implacables.

—¡Retirada! ¡A la siguiente calle! —ordenó nuevamente.

Esta vez, la retirada fue aún más caótica. Las calles estaban llenas de escombros, vehículos abandonados y civiles aterrorizados. Cada paso atrás era una lucha para mantener la cohesión del pelotón y evitar que el enemigo los dividiera.

Llegaron a una nueva posición, una pequeña plaza rodeada de edificios altos. Los soldados se atrincheraron rápidamente, usando los restos de una fuente y varios vehículos como cobertura. Lucas miró a su alrededor, evaluando la situación.

—Martínez, tú y tu equipo cubran el flanco derecho. Rodríguez coge un par de muchachos al flancoizquierdo. Necesitamos mantener esta posición el mayor tiempo posible.

Los hombres asintieron, moviéndose a sus posiciones asignadas. La batalla continuaba con una ferocidad implacable. Los alienígenas seguían avanzando, y las tropas de la Coalición se veían obligadas a retroceder una y otra vez.

A pesar de los refuerzos que llegaban, la situación no mejoraba. Los nuevos soldados eran aniquilados rápidamente, incapaces de detener el avance enemigo. La estrategia de contención y retirada se repetía constantemente, pero cada vez resultaba más difícil.

—¡Sargento, necesitamos evacuar esta área! ¡Los alienígenas están rodeándonos! —gritó un soldado, señalando cómo el enemigo se acercaba desde múltiples direcciones.

—¡Mantengan la calma! —respondió—. ¡Tenemos que seguir moviéndonos! ¡Retrocedan a la siguiente posición!

La retirada se convirtió en una rutina desesperada. Cada nueva posición defensiva era solo una pausa temporal antes de verse obligados a retroceder nuevamente. El enemigo parecía interminable,y la ciudad de Avelis se transformaba en un campo de batalla destrozado.

Mientras Lucas y su pelotón continuaban su lucha, las comunicaciones con otros pelotones revelaban un panorama desolador. La Coalición estaba luchando con todas sus fuerzas, pero la marea alienígena era imparable. 

—¡Aquí Echo Tres, estamos rodeados! ¡Necesitamos apoyo inmediato! —la voz angustiada de un Sargento resonó en la radio.

—Echo Tres, mantengan su posición. Estamos enviando refuerzos —respondió el comando central, aunque todos sabían que esos refuerzos podían no llegar a tiempo.

Enseguida se dio cuenta de que la única opción viable era retrasar el avance enemigo el mayor tiempo posible, permitiendo que más civiles pudieran evacuar la ciudad y que las fuerzas de la Coalición pudieran reorganizarse.

—¡Escuchen todos! —gritó, tratando de hacerse oír sobre el rugido de la batalla—. ¡Nuestra misión ahora es ganar tiempo! ¡Cada minuto que resistimos es un minuto más para que nuestros compañeros y civiles se pongan a salvo! ¡No se rindan!

La moral de los hombres fluctuaba, pero la determinación de Lucas les daba la fuerza para seguir adelante. A pesar de las bajas y la desesperación, continuaban luchando con todo lo que tenían.

Finalmente, llegaron a otra calle, donde establecieron una línea defensiva improvisada. Los edificios en ruinas y los vehículos destrozados proporcionaban algo de cobertura, pero el enemigo seguía avanzando.

El Sargento sabía que no podían mantener esta posición por mucho tiempo, pero también sabía que cada segundo contado. La Coalición estaba haciendo todo lo posible por reorganizarse y lanzar una contraofensiva, y la resistencia en las calles de Avelis era crucial para darles esa oportunidad.

 —¡Mantengan la línea! —gritó, disparando contra los alienígenas que se acercaban—. ¡No retrocedan!

A pesar de sus esfuerzos, ninguna línea defensiva lograba mantenerse intacta. Los refuerzos de la Coalición, aunque valientes, eran aniquilados en su mayoría. El enemigo avanzaba sin tregua, y cada paso atrás era una lucha desesperada por sobrevivir. La magnitud de la invasión se hacía más clara con cada momento que pasaba. La ciudad estaba en llamas y el caos reinaba, pero Lucas y sus hombres seguían peleando, determinados a resistir hasta el final.


ECLIPSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora