Parte 3: El Asalto Final

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El atardecer comenzó a teñir el cielo de tonos anaranjados y rojos, reflejando la intensidad de la batalla que se libraba en las colinas alrededor de Avelis. La resistencia y las fuerzas de la Coalición estaban comprometidas en un último esfuerzo desesperado por detener el avance alienígena. La tensión en el aire era palpable, y cada soldado sabía que este combate sería decisivo.

En el centro de mando, la Capitana Kyriakos, Lucas, y otros líderes militares revisaban los últimos informesy coordinaban las defensas. La inteligencia confirmaba que los alienígenas estaban preparando un asalto masivo.

—No tenemos mucho tiempo —dijo Kyriakos muy preocupada y seria—. Debemos estar listos para cualquier cosa

El Sargento asintió, sabía que todo podía acabar hoy. —Ya he distribuido nuestras tropas en las posiciones más estratégicas. Debemos mantener nuestras líneas y usar el terreno a nuestro favor.

Elena y Marcus, que habían estado supervisando la fortificación de las líneas defensivas, se acercaron al centro de mando. —Las defensas están listas —informó Elena—. Cada hombre y mujer está preparado para lo que venga.

Marcus añadió, —Pero debemos estar alertas. Los alienígenas han demostrado ser impredecibles.

En el campamento, los soldados se preparaban para lo que sabían podría ser su última batalla. Revisaban sus armas, reforzaban las barricadas y compartían momentos de camaradería y reflexión.La unidad y determinación que los unía era evidente, y cada uno estaba listo para luchar hasta el final.

Sophia Antoniou, aunque agotada por sus investigaciones, se unió a los preparativos. Había compartido con el Suboficial y con Kyriakos algunos descubrimientos sobre la tecnología alienígena que podrían ser útiles en la batalla, pero sabía que lo más importante ahora era el coraje y la estrategia.

La calma antes de la tormenta se rompió con el sonido de los motores alienígenas y el estruendo de las explosiones a lo lejos. La siguiente oleada del asalto había comenzado. Los alienígenas avanzaban con una ferocidad y determinación que desafiaban todas las expectativas.

Lucas, en la línea del frente, lideraba a su equipo con una valentía inquebrantable. Cada orden era clara y precisa, y sus hombres y mujeres respondían con una coordinación y valentía admirables. Las colinas se convirtieron en un campo de batalla caótico, con explosiones y disparos resonando entodas direcciones.

Elena y Marcus, en posiciones estratégicas, coordinaban los refuerzos y aseguraban que cada sector estuviera cubierto. La resistencia utilizaba todo su arsenal y tácticas innovadoras para enfrentar a los alienígenas, explotando cada debilidad que encontraban.

El combate era feroz y las bajas aumentaban en ambos lados. A pesar de estar en desventaja numérica, la resistencia mantenía sus posiciones, demostrando una vez más su valentía y determinación. Sin embargo, la situación se volvía cada vez más desesperada.

De repente, un sonido ensordecedor llenó el aire. Los soldados miraron al cielo, horrorizados al ver una flota alienígena de cazas y bombarderos aproximándose rápidamente. El ataque aéreo alienígena había comenzado, y la sorpresa fue total.

Los cazas de la Coalición, que habían estado proporcionando apoyo aéreo crucial, fueron tomados desprevenidos. En cuestión de minutos, la fuerza aérea de la Coalición fue arrasada, sus aviones caían del cielo en llamas. El caos en el aire se reflejó en el suelo, donde los soldados de la resistencia luchaban por mantener sus posiciones bajo el implacable bombardeo.

El Suboficial, cubierto de polvo y sangre, gritó órdenes para reorganizar las defensas terrestres. Sabía que sin apoyo aéreo, sus posibilidades de éxito se reducían drásticamente, pero no estaba dispuesto a rendirse. —¡Mantengan sus posiciones! —gritó—. ¡No dejaremos que pasen!

Elena, luchando cerca de Lucas, gritó sobre el estruendo de la batalla. —¡Debemos retirarnos a una posición más defensiva! ¡Nos están masacrando aquí!

Sabía que tenía razón. La situación era insostenible y cada segundo que pasaban en sus posiciones actuales significaba más bajas. Con una decisión rápida, ordenó una retirada total hacia el campamento.

La retirada fue caótica. Los soldados de la resistencia se movieron rápidamente, cubriéndose mutuamente mientras retrocedían. Los alienígenas, aprovechando su ventaja aérea, intensificaron su ataque, bombardeando sin piedad las posiciones de la resistencia.

Marcus, en el flanco sur, lideró a su equipo en la retirada, asegurándose de que nadie quedara atrás. Su valentía y liderazgo eran evidentes mientras coordinaba el movimiento bajo el fuego enemigo. A su lado, Elena luchaba con una ferocidad implacable, protegiendo a sus compañeros de escuadrón mientras retrocedían.

La Capitana Kyriakos, en el centro de mando del campamento, coordinaba la retirada y redistribuía las fuerzas a las nuevas posiciones defensivas. Sabía que cada decisión era crítica y que un error podría significar la aniquilación total de sus fuerzas.

Finalmente, la resistencia logró establecerse en el campamento, pero las pérdidas habían sido devastadoras. Los soldados, agotados y heridos, se prepararon para el siguiente asalto. Sabían que los alienígenas no les darían tregua.

El silencio momentáneo fue roto por el sonido de los motores alienígenas acercándose nuevamente. La resistencia, a pesar de todo, estaba lista para enfrentar la última oleada. Lucas, Elena, Marcus y Kyriakos se miraron, sabiendo que este podría ser el final.

—Hemos llegado tan lejos —dijo Lucas—. No podemos rendirnos ahora.

—Lucharemos hasta el último hombre —añadió Marcus.

Elena agotada y con una brecha abierta en el muslo. —Por Novara. Por todos los que han caído.

Kyriakos, con una expresión de orgullo y tristeza, levantó su arma. —¡Por la resistencia!

El último ataque fue brutal y decisivo. Los alienígenas, utilizando todo su poderío, arremetieron contra las posiciones de la resistencia. Las explosiones sacudían la tierra y el aire estaba lleno de gritos y disparos. A pesar de su valentía y determinación, las fuerzas de la resistencia estaban siendo superadas. 

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