Parte 2: El Desafío de la Ruta

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Con el convoy militar avanzando fuera del núcleo urbano de Avelis, la misión de evacuación continuaba en medio de una atmósfera cargada de tensión. Los transportes llenos de civiles heridos, asustados y exhaustos avanzaban lentamente mientras la resistencia mantenía una vigilancia constante.

—Sargento Ramírez, tenemos que movernos más rápido. No sabemos cuánto tiempo tenemos antes de que los alienígenas nos alcancen nuevamente —dijo Kyriakos a través del comunicador.

Sentado en la parte delantera de un vehículo blindado, asintió mientras ajustaba su casco. —Entendido, Capitán. Intentaré acelerar el ritmo. O'Connor, comunica a los demás que aumentaremosla velocidad. Necesitamos llegar al punto de reunión antes del amanecer.

O'Connor, un soldado veterano con una cicatriz en el rostro que contaba historias de batallas pasadas, asintió y comenzó a transmitir las órdenes. Vasquez, siempre atenta a los alrededores, murmuró —No me gusta esto, Lucas. Tiene toda la pinta que están esperandonos.

—Lo sé, pero no tenemos otra opción. Mantente alerta —respondió con sus ojos escaneando continuamente el horizonte.

El convoy se desplazaba por las calles, esquivando vehículos abandonados y escombros, mientras los civiles dentro de los transportes mantenían una tensa calma, susurros y oraciones llenando el aire. El sonido constante de los motores y el crujir de los neumáticos sobre el pavimento roto era un recordatorio de la fragilidad de su situación.

—¡Contacto a la derecha! —gritó uno de los soldados de avanzada, levantando su rifle

Un grupo de alienígenas emergió de los escombros, disparando sus armas con una precisión letal. Las primeras balas alcanzaron uno de los vehículos del convoy, deteniéndolo en seco. Los soldados respondieron rápidamente, formando una línea defensiva mientras los transportes intentaban maniobrar para escapar del ataque.

—¡A la cobertura! ¡Defender la posición! —ordenó Lucas, mientras él mismo se ponía detrás de una barricada improvisada.

Los disparos resonaban por toda la calle, una sinfonía de caos y desesperación. Observó cómosus hombres luchaban con valentía, cada uno de ellos dando lo mejor de sí para proteger a los civiles. Sin embargo, los alienígenas eran implacables, avanzando sin miedo, como si no conocieranel concepto de la derrota.

—O'Connor, necesitamos un plan de escape. No podemos quedarnos aquí mucho tiempo —dijo mientras recargaba su arma.

O'Connor, quien estaba disparando desde una esquina, asintió. —Podemos intentar rodearlos, usar los edificios para ganar tiempo. Pero necesitamos una distracción.

—Déjamelo a mí —dijo Vasquez, con una sonrisa temeraria. —Cúbreme.

Sin esperar respuesta, Vasquez salió corriendo, lanzando una granada de humo que estalló en mediode la calle, creando una cortina espesa que confundió a los alienígenas. Los soldados aprovecharon el momento para moverse, avanzando entre los edificios y utilizando los escombros como cobertura.

Lucas lideró a su equipo a través de un callejón estrecho, moviéndose rápidamente mientras las balas silbaban a su alrededor. La tensión en el aire era palpable, cada paso una lucha contra el miedoy la desesperación. Finalmente, lograron llegar a una zona relativamente segura, aunque sabían que no duraría mucho 

—Bien hecho, Vasquez —dijo jadeando mientras se apoyaba en una pared.

—Siempre lista para una buena distracción —respondió ella, guiñándole un ojo

La calma duró poco, ya que los alienígenas, adaptándose rápidamente, comenzaron a rodear su posición. El sonido de sus pasos metálicos y la extraña cadencia de su lenguaje alienígena llenaban el aire, creando una atmósfera opresiva.

—Necesitamos movernos de nuevo, y rápido. O'Connor, guía al grupo hacia el siguiente punto de reunión. Yo y un pequeño equipo nos quedaremos atrás para cubrir la retirada —ordenó, asumiendo su rol con una determinación férrea. 

O'Connor asintió y comenzó a guiar a los civiles y a los soldados heridos a través de otra serie de calles y callejones, mientras Lucas y su equipo se preparaban para la próxima ola de ataques alienígenas. Cada segundo contaba y sabía que cada decisión que tomara podía significar la diferencia entre la vida y la muerte para muchos.

El enfrentamiento continuó con una intensidad brutal. Defendieron ferozmente suposición, utilizando cada fragmento de munición y cada pedazo de cobertura disponible. Los alienígenas, aunque superiores en número y tecnología, parecían subestimar la tenacidad y el ingenio humano.

—¡Lucas, necesitamos salir de aquí ahora! —gritó Vasquez, viendo cómo los alienígenas empezaban a rodear su posición.

—¡Retirada! —ordenó. Su voz era clara y fuerte, a pesar del caos. —¡Cúbranse mientras retrocedemos! 

El equipo se movió con precisión, cubriéndose mutuamente mientras retrocedían por las calles llenas de escombros. Cada paso era una lucha, cada metro ganado a un costo enorme. Finalmente, lograron reunirse con el resto del convoy en una zona relativamente segura.

—¿Todos están bien? —preguntó, sus ojos recorriendo a sus hombres, buscando cualquier señal de herida grave. 

—Perdimos a algunos, pero la mayoría está aquí —respondió O'Connor, su voz sombría.

Lucas asintió, sabiendo que no había tiempo para lamentar las pérdidas. —Tenemos que seguir moviéndonos. No estamos seguros todavía.

El convoy reanudó su marcha, avanzando hacia el punto de reunión designado. A medida que se acercaban, la resistencia encontraba cada vez más difícil mantener el ritmo. La fatiga y el estrés empezaban a pasar factura, pero la voluntad de sobrevivir y proteger a los civiles les daba la fuerza necesaria para seguir adelante.

El sol comenzaba a asomarse por el horizonte cuando finalmente llegaron a un área más segura, lejos del centro de Avelis. Los civiles fueron llevados a un lugar de descanso improvisado, mientras los soldados se preparaban para cualquier eventualidad.

—Buen trabajo, todos. Descansen un poco, lo necesitarán —dijo permitiéndose un breve momento de alivio.

Pero sabía que la lucha estaba lejos de terminar. La resistencia apenas comenzaba, y cada día traeríanuevos desafíos. Sin embargo, con hombres como O'Connor, Vasquez y el resto de su equipo a su lado, Lucas estaba decidido a enfrentar cualquier cosa que viniera.

El amanecer trajo consigo una calma momentánea, una pausa en la tormenta. Pero en el horizonte, las sombras de los alienígenas se mantenían, recordándoles que la verdadera batalla aún estaba por delante. Al fin respiró hondo, preparándose para el próximo capítulo en su lucha por la supervivencia del grupo.

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