Las aeronaves de evacuación sobrevolaban la ciudad de Avelis, dejando atrás la devastación y el caos. Lucas, con el rostro marcado por el agotamiento y la preocupación, observaba la ciudad en llamas desde la ventana de la nave. Sabía que la lucha estaba lejos de terminar, y que su deber ahora era reorganizarse y seguir peleando.
Al aterrizar en una zona más segura, pero aún dentro de Avelis, los soldados de la Coalición se encontraron con un panorama de desolación. Los sobrevivientes, tanto militares como civiles, intentaban encontrar algo de orden en medio del caos. Las calles estrechas y los edificios en ruinas se convirtieron en el refugio temporal de aquellos que habían logrado escapar de la primera oleada de invasión.
La Capitana Althea Kyriakos, una figura imponente y carismática, caminaba entre los soldados heridos y los civiles traumatizados. Conocida por su habilidad para liderar en tiempos de crisis, Kyriakos rápidamente asumió el mando de la situación.
—¡Sargento Ramírez! —llamó, su voz firme y autoritaria.
Lucas se acercó, asintiendo con respeto. Había oído hablar de Kyriakos, pero esta era la primera vezque trabajaría directamente bajo su mando.
—A sus órdenes, mi Capitán —respondió.
—Necesitamos reorganizar a nuestros hombres y establecer una base de operaciones. No podemos permitir que el enemigo avance más allá de la costa. —Kyriakos lo miró directamente a los ojos—. Vamos a formar la primera resistencia aquí, y necesito a todos listos para combatir, nuestro deber ahora es sacar a toda la gente que podamos de la ciudad.
El Sargento asintió, comprendiendo la gravedad de la situación. Sabía que la Coalición tenía la fuerza y ladeterminación para enfrentar esta amenaza, pero también entendía que se necesitaría algo más que fuerza bruta para superar a los alienígenas
—Sí, mi capitana. A la orden. ¿Cuál es nuestro primer paso?
—Primero déjese de formalidades. Segundo, asegúrate de que todos los heridos reciban atención médica. Luego, reúne a todos los suboficiales disponibles para una reunión táctica. Vamos a necesitar todas las manos disponibles para esto.
Mientras Lucas y otros suboficiales organizaban a los soldados y ayudaban a los civiles, la Dra. Elena Antoniou, una científica renombrada en el campo de la biotecnología, llegaba al lugar escoltada por un grupo de soldados. Con su cabello recogido y una expresión de determinación en su rostro, Antoniou estaba lista para enfrentar la nueva y desconcertante amenaza.
—Dra. Antoniou, es un alivio verte aquí —dijo Kyriakos al verla—. Necesitamos tu experiencia, está claro que de aquí eres la única que podría tratar de entender estas cosas. Tenemos algunos restos de las naves alienígenas que logramos recuperar. Necesitamos entender su tecnología y sus motivos para invadirnos.
Antoniou asintió, ya sumida en sus pensamientos. Sabía que cada segundo contaba, y que cualquier información que pudieran obtener podría significar la diferencia entre la vida y la muerte para millones de personas.
—Voy a necesitar un equipo y un lugar seguro para trabajar —respondió Antoniou—. Cada detalle es crucial.
Mientras tanto, la situación en la ciudad seguía siendo desesperada. Las fuerzas de la Coalición continuaban combatiendo en las calles, intentando contener el avance alienígena. Los bombardeos aéreos se intensificaban, con la aviación de la Coalición lanzando ataques estratégicos para ganar tiempo.
En la base improvisada, Lucas y otros oficiales se reunieron alrededor de un mapa de la ciudad. Kyriakos lideraba la discusión, señalando las áreas clave que debían defender y los puntos estratégicos donde podían establecer nuevas líneas de defensa.
—Vamos a necesitar establecer barricadas y puntos de control en estas áreas —dijo Kyriakos, señalando varias ubicaciones en el mapa—. La prioridad es proteger a los civiles y mantener el control de las rutas de evacuación.
El Sargento, junto con Martínez y otros miembros de su pelotón, fue asignado a una de las zonas más críticas cerca del centro de la ciudad. Sabían que mantener esta área era crucial para evitar que los alienígenas avanzaran más.
—Martínez, asegúrate de que todos tengan suficiente munición y equipo. Vamos a necesitar cada bala que tenemos —decía mientras preparaba su equipo.
El caos reinaba en las calles de Avelis. Los civiles, aterrorizados y desesperados, corrían buscando refugio mientras las tropas de la Coalición intentaban mantener el orden. La evacuación continuaba,pero el avance de los alienígenas dificultaba cada vez más el proceso.
Mientras se dirigían a su nueva posición, se encontraron con varias escenas desgarradoras: familias separadas, heridos que pedían ayuda, y la constante amenaza del enemigo que se acercaba. Pero no había tiempo para detenerse. Cada segundo contaba, y cada metro que lograban defender era una victoria momentánea.
Al llegar a su destino, comenzaron a fortificar la posición. Usaron vehículos abandonados, escombros y cualquier cosa que pudieran encontrar para crear barricadas. Lucas sabía que estas defensas no durarían mucho, pero cualquier cosa que pudiera ralentizar al enemigo era valiosa.
—¡Mantened los ojos abiertos! ¡No dejéis que se acerquen demasiado! —ordenaba mientras sus hombres tomaban posiciones.
El sonido de los disparos y las explosiones era constante. Los alienígenas avanzaban en oleadas, sin mostrar signos de detenerse. Las armas de energía que usaban desintegraban cualquier cosa a su paso, y los soldados de la Coalición luchaban desesperadamente para mantener su posición
Desde su posición elevada, Lucas podía ver cómo la ciudad se convertía en un campo de batalla. La devastación era inmensa, y la resistencia se volvía cada vez más desesperada. Pero no podían rendirse. Sabía que detrás de ellos había miles de vidas que dependían de su valentía y determinación.
Mientras la batalla continuaba, un mensaje urgente llegó por la radio. El nuevo FOB había sido establecido en un edificio abandonado en una zona relativamente segura, pero aún dentro de la ciudad. Era un pequeño respiro en medio del caos, y un punto de esperanza para aquellos que seguían luchando.
—¡A todas las Unidades disponibles en la zona, necesitamos refuerzos en el CETCOM! —la voz del operador resonó en la radio—. Los alienígenas están atacando nuestra posición. ¡Envíen a todos los hombres disponibles!
Lucas sabía que no podían abandonar su posición actual, pero también entendía la importancia del CETCOM, todas las comunicaciones y en la zona se organizaban desde ahí, perder el CETCOM no era una opción. Miró a sus hombres, agotados pero determinados, y tomó una decisión rápida.—Martínez, encárgate aquí. Voy a llevar un pequeño grupo a la base de operaciones. ¡Mantened la línea y no retrocedáis!
Con un grupo reducido, se dirigió rápidamente hacia el CETCOM. Sabía que el tiempo era crucial y que cada segundo contaba. A medida que avanzaban, se encontraron con más escenas de caos y destrucción, pero su determinación no flaqueó.
Al llegar a la base de operaciones, encontraron a las tropas de la resistencia luchando desesperadamente para mantener su posición. Los alienígenas atacaban sin descanso, pero los defensores, aunque superados en número, no se rendían.
El Suboficial y su grupo se unieron a la lucha, proporcionando el refuerzo necesario para frenar temporalmente el avance enemigo. Sabía que esta era solo una pequeña victoria en una batalla mucho más grande, pero cada momento de resistencia era crucial.
La Capitana Kyriakos, al ver llegar a Lucas y su grupo, asintió con agradecimiento. Sabía que la batalla estaba lejos de terminar, pero la llegada de refuerzos les daba una pequeña esperanza.
—Buen trabajo, Sargento Ramírez. Vamos a necesitar toda la ayuda que podamos conseguir. —dijo Kyriakos mientras continuaban coordinando la defensa.
La batalla por Avelis continuaba, y la resistencia se preparaba para enfrentar lo que fuera necesario. Sabían que la lucha sería larga y difícil, pero estaban dispuestos a hacer lo que fuera necesario para proteger a su ciudad y a su gente.
La situación era crítica. Las líneas defensivas se mantenían por poco tiempo antes de que fuera necesario retroceder y establecer nuevas barricadas más adentro en la ciudad. El Sargento y su equipo se movían constantemente, respondiendo a las llamadas de ayuda de diferentes sectores. La táctica de contener y retirarse continuaba siendo la única estrategia viable.
Cada retirada era un duro golpe para la moral de los soldados, pero el Suboficial se esforzaba por mantenerla esperanza viva. Sabía que debían ganar tiempo para que más civiles pudieran ser evacuados haciazonas seguras dentro de la ciudad.
Durante una breve pausa en los combates, Lucas se reunió con otros oficiales para discutir la situación. Las noticias no eran alentadoras: las fuerzas alienígenas seguían avanzando implacablemente, y las bajas en las filas de la Coalición aumentaban.
—Estamos haciendo lo mejor que podemos, pero necesitamos más apoyo aéreo y refuerzos terrestres. No podemos seguir retrocediendo indefinidamente — expresaba con una mezcla de frustración y determinación.
Kyriakos asintió, compartiendo su preocupación.
—Estoy trabajando en conseguir más apoyo, Sargento. Mientras tanto, debemos seguir resistiendo. Cada minuto que mantenemos al enemigo a raya es un minuto más para evacuar a los civiles y reorganizar nuestras fuerzas.
La situación en las calles de Avelis era caótica. Los bombardeos aéreos continuaban, y las explosiones sacudían la ciudad. Las comunicaciones estaban saturadas con pedidos de ayuda y reportes de las posiciones enemigas. A pesar del desorden, la Capitana Kyriakos mantenía el controly la dirección de la resistencia.
Mientras tanto, la Dra. Antoniou trabajaba incansablemente en su laboratorio improvisado, analizando los restos de las naves alienígenas. Cada descubrimiento podía ser vital para entender la tecnología enemiga y encontrar una manera de combatirla.
—He encontrado algo interesante en estos restos —dijo Antoniou en una transmisión urgente a Kyriakos—. Parece que utilizan un tipo de energía que no habíamos visto antes. Si podemos entender cómo funciona, podríamos encontrar una manera de neutralizarla.
Kyriakos recibió la noticia con esperanza renovada.
—Continúa con tu trabajo, Doctora. Cualquier avance que logres podría ser crucial para nuestra supervivencia.
Las horas pasaban lentamente, y cada minuto de combate era una prueba de resistencia para los soldados y civiles de Avelis. Lucas y su equipo continuaban luchando, conteniendo al enemigo lo mejor que podían y retirándose solo cuando era absolutamente necesario.
La noche cayó sobre la ciudad, pero la lucha no cesaba. Los soldados de la Coalición estaban exhaustos, pero su determinación seguía firme. Sabían que no podían rendirse; demasiadas vidas dependían de su valentía.
En medio del caos, surgieron actos de heroísmo y sacrificio. Soldados que se quedaban atrás para cubrir la retirada de sus compañeros, civiles que arriesgaban sus vidas para ayudar a los heridos, y líderes que continuaban inspirando a sus tropas a seguir adelante.
La batalla por Avelis continuaba, y la resistencia se preparaba para enfrentar lo que fuera necesario. Sabían que la lucha sería larga y difícil, pero estaban dispuestos a hacer lo que fuera necesario para proteger a su ciudad y a su gente.
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ECLIPSE
Ficção CientíficaEclipse: Saga Cronos - Libro 1 En el mundo de "Eclipse", la humanidad enfrenta una invasión alienígena que amenaza con destruir todo lo que conocemos. La historia sigue a Lucas Ramírez, un sargento recién ascendido en la Coalición, mientras lucha po...