Parte 3: La Batalla Continúa

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El amanecer trajo consigo una breve pausa en la intensidad de los combates. Las tropas de la Coalición aprovecharon el momento para reagruparse y reabastecerse. El centro de Avelis seguía siendo un campo de batalla, con calles llenas de escombros y edificios en ruinas. Lucas, junto con Martínez, O'Connor, y Vasquez, se encontraba en una de las posiciones defensivas recientemente establecidas.

—Sargento, hemos recibido suministros. Munición, agua, y raciones. No mucho pero es mejor que nada. —informó Vasquez mientras distribuía los recursos entre los soldados. 

—Gracias, Vasquez. Asegúrate de que todos estén bien equipados. No sabemos cuánto durará esta calma —respondió, observando el horizonte en busca de signos de actividad enemiga.

Mientras se preparaban para lo inevitable, pensaba en el mensaje que había escuchado la noche anterior, el último mensaje del Teniente Parker. La pérdida de la otra mitad de la unidad pesaba en su corazón, pero no había tiempo para lamentaciones. Tenía que mantenerse concentrado en la tarea que tenía delante.

—Sargento, informan de movimientos al norte de nuestra posición. Parece que los alienígenas se están reorganizando para un nuevo ataque —dijo O'Connor, mientras le seguían informando desde otro FOB recién establecido.

—Todos atentos. Mantengan sus posiciones y estén listos para abrir fuego a mi señal —ordenó el suboficial.

Los soldados se prepararon, ajustando sus armas y tomando posiciones detrás de las barricadas. El silencio que había caído sobre la ciudad se rompió con el ruido de los pasos y los murmullos de los hombres preparándose para el combate.

El ataque comenzó de nuevo con una intensidad renovada. Los alienígenas avanzaban en masa, sin mostrar signos de cansancio o miedo. La Coalición respondió con todo su poder de fuego, tratando de mantener la línea defensiva. Las balas y los proyectiles trazaban arcos luminosos en el aire, mientras las explosiones sacudían el suelo.

Lucas, en el corazón del combate, coordinaba los movimientos de sus hombres y dirigía el fuego hacia los puntos más vulnerables del enemigo. La batalla era feroz, y cada metro de terreno se disputaba con una ferocidad inhumana.

—¡Mantengan la línea! ¡No dejen que avancen! —gritaba disparando su arma mientras se movía de una cobertura a otra.

A pesar de sus esfuerzos, la presión de los alienígenas era abrumadora. Las líneas defensivas comenzaban a ceder bajo el peso del ataque, y los soldados de la Coalición se vieron obligados a retroceder una vez más. La estrategia de contener y retirarse continuaba, pero cada retirada era más desesperada que la anterior. 

Durante una de las retiradas, el Sargento vio a un grupo de civiles atrapados en un edificio derrumbado. Sin pensarlo dos veces, corrió hacia ellos, seguido de cerca por Martínez y O'Connor.

—¡Vamos, rápido! ¡Saquen a esos civiles de allí! —ordenó ayudando a levantar los escombros para liberar a los atrapados.

Los civiles, aterrorizados pero agradecidos, siguieron a los soldados mientras se dirigían a una posición más segura. El caos reinaba en las calles, y cada esquina era una posible trampa mortal.

En medio del combate, un mensaje llegó a través de la radio, esta vez directamente para Lucas.

—Aquí el Comandante Reyes. Necesitamos refuerzos en el sector oeste. Los alienígenas están concentrando su ataque allí. Todas las unidades disponibles, diríjanse a ese sector inmediatamente.

Lucas sabía que no podían ignorar la llamada. Necesitaban apoyar a sus compañeros en el sector oeste, aunque eso significara dejar su posición actual menos defendida. 

—Martínez, toma a un grupo y ve al sector oeste. Necesitan toda la ayuda que puedan conseguir. Nosotros mantendremos esta posición el mayor tiempo posible —ordenó confiando en su suboficial. 

—Entendido, Sargento. Nos vemos en el infierno —respondió Martínez, reuniendo a un grupo de soldados y dirigiéndose rápidamente hacia el sector oeste. 

Lucas, O'Connor, y Vasquez continuaron defendiendo su posición, sabiendo que cada segundo ganado era vital. La lucha era encarnizada, y aunque estaban agotados, seguían luchando con todo lo que tenían.

—Sargento, nos quedan pocas municiones. ¿Qué hacemos? —preguntó O'Connor, su voz llena de preocupación.

—Tenemos que aguantar. Use lo que sea, es necesario. No podemos permitir que avancen más —respondió con una determinación inquebrantable. 

La situación se volvía más desesperada a medida que las municiones se agotaban y los alienígenas seguían presionando. Sin embargo, la llegada de refuerzos al sector oeste permitió un respiro momentáneo en su sector. Las tropas de la Coalición, aunque dispersas y cansadas, seguían mostrando una valentía increíble frente a la adversidad.

En una pausa breve, mientras se reagrupaban, Lucas miró a su alrededor, viendo las caras sucias y cansadas de sus hombres. Sabía que cada uno de ellos estaba dando todo lo que tenía, y eso lo llenaba de un orgullo indescriptible.

—Estamos haciendo un buen trabajo, muchachos. No puedo pedir nada más de ustedes. Mantengan la cabeza alta y sigamos luchando —decía con una sonrisa alentadora. 

El momento de calma fue breve, ya que los alienígenas lanzaron un nuevo ataque. Esta vez, con unafuerza renovada y con tácticas diferentes. Lucas y sus hombres se encontraron nuevamente en el centro de un combate feroz, donde cada decisión y cada movimiento eran cruciales.

—¡Cúbranme! Voy a tratar de flanquearlos desde el lado izquierdo —gritó moviéndose rápidamente entre las coberturas mientras sus hombres proporcionaban fuego de supresión. 

El flanqueo fue exitoso, y lograron desorganizar temporalmente a las fuerzas alienígenas, ganando un poco más de tiempo para reabastecerse y prepararse para el próximo asalto.

Mientras continuaban defendiendo su posición, otro mensaje llegó a la radio. Esta vez, era un mensaje de la Capitana Kyriakos.

—Aquí Kyriakos. Hemos establecido un nuevo centro de mando en el edificio de la Biblioteca Central. Todas las unidades disponibles, diríjanse allí para recibir nuevas órdenes y reabastecerse. Necesitamos reorganizarnos para una contraofensiva.

Sabía que esto era una oportunidad para reagruparse y recibir apoyo. Sin embargo, también significaba otra peligrosa retirada a través de calles llenas de escombros y enemigos.

 —O'Connor, Vasquez, prepárense para movernos. Vamos a la Biblioteca Central. Informen a los demás y asegúrense de que todos estén listos para moverse rápidamente —ordenó tomando un respiro profundo antes de la próxima fase de su lucha.

La retirada hacia la Biblioteca Central fue una carrera contra el tiempo. Los alienígenas seguían atacando, y cada esquina era una nueva zona de combate. Sin embargo, el equipo, junto con otros soldados de la Coalición, lograron abrirse paso a través del caos y llegar al nuevo centro de mando.

La Biblioteca Central, ahora convertida en un bastión defensivo, estaba llena de actividad. Soldadosheridos recibían atención médica, mientras otros se reabastecían de municiones y equipos. La Capitana Kyriakos estaba en el centro de todo, coordinando los esfuerzos y planificando la siguientefase de la defensa.

—Sargento Ramírez, es bueno verte. Necesitamos toda la ayuda posible para organizar esta contraofensiva. Los alienígenas no se detendrán, y debemos estar preparados para cualquier cosa —dijo Kyriakos, saludándolo. 

—Estamos listos para lo que sea, Capitana. Mis hombres y yo haremos lo que sea necesario para defender esta ciudad —respondió con una determinación renovada.

La lucha por Avelis estaba lejos de terminar, pero con cada momento que pasaba, la Coalición demostraba su capacidad para adaptarse y resistir. La formación de la resistencia estaba en marcha, y mientras Lucas y sus hombres estuvieran en pie, seguirían luchando por la libertad y la supervivencia de su hogar.

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