Parte 2: La Línea se Rompe

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La noche se cernía sobre Avelis, pero la batalla continuaba sin tregua. La unidad liderada por el Sargento seguía luchando con valentía para mantener las últimas líneas defensivas en el centro de la ciudad. La situación se volvía cada vez más desesperada a medida que los alienígenas avanzaban implacablemente. 

Lucas se movía entre las barricadas, dando órdenes y asegurándose de que sus hombres estuvieran bien posicionados. La tensión era palpable y la fatiga empezaba a hacer mella en todos. Aun así, la determinación de los soldados era inquebrantable.

—Martínez, necesitamos refuerzos en la esquina este. Los alienígenas están concentrando su ataqueallí —decía mientras disparaba hacia el enemigo.

—Entendido, Sargento. Llevaremos a algunos hombres para reforzar esa posición —respondió Martínez, corriendo hacia el grupo más cercano de soldados.

Mientras tanto, en una de las esquinas de la avenida, Vasquez y O'Connor estaban luchando codo a codo, defendiendo una barricada improvisada. El sonido de los disparos y las explosiones era ensordecedor, pero ambos mantenían la calma.

—¿Crees que podremos aguantar mucho más, Vasquez? —preguntó O'Connor, sin dejar de disparar.

—No lo sé, pero no tenemos otra opción. Tenemos que mantener nuestra posición —respondió Vasquez, ajustando su mira para un disparo preciso.

De repente, un mensaje llegó a través de la radio. Era un mensaje de la otra mitad de la Unidad de Lucas, que había quedado atrapado en el FOB de la Coalición. El mensaje no era para Lucas, pero se escuchaba claramente en todas las radios cercanas. 

—Aquí el Teniente Parker, de la unidad Alpha 2-7. Estamos rodeados, la base está comprometida, se han infiltrado por todos lados . A todos los que escuchen esto, recuerden nuestro lema: "Por la Coalición, hasta el final". Fue un honor servir con ustedes. Parker fuera.

El mensaje cortó abruptamente, dejando un silencio ominoso que duró solo un instante antes de que los sonidos de la batalla volvieran a llenar el aire. Lucas sintió un nudo en el estómago. Parker habíasido un buen amigo y un oficial valiente. La pérdida de la otra mitad de la unidad era un duro golpe,pero no había tiempo para lamentaciones. La lucha continuaba.

—Sargento, necesitamos más municiones aquí. Los alienígenas están avanzando de nuevo —gritó un soldado desde la barricada cercana.

—Voy para allá. Mantengan la línea —respondió, dirigiéndose rápidamente hacia el almacén de municiones improvisado. 

La línea defensiva estaba al borde del colapso. Los alienígenas, con su tecnología superior, rompíanlas defensas con una eficiencia aterradora. Cada vez que una barricada caía, los soldados de la Coalición retrocedían y establecían una nueva línea defensiva, pero el patrón era siempre el mismo: contener y retroceder, contener y retroceder

En un intento desesperado por frenar el avance enemigo, la aviación de la Coalición comenzó a bombardear calles enteras, sacrificando infraestructura en un esfuerzo por ganar tiempo. Las explosiones sacudían la ciudad, dejando un rastro de destrucción que complicaba aún más la retirada de los soldados y la evacuación de los civiles

Cubierto de polvo y sudor, organizaba la retirada de su grupo hacia una nueva posición defensiva. A su alrededor, el caos era total. Los civiles corrían en todas direcciones, buscando refugio mientras los soldados intentaban mantener el orden y proteger a tantos como fuera posible.

—¡Retírense a la siguiente calle! ¡Cubran a los civiles mientras se reagrupan! —gritaba mientras su voz resonaba sobre el estruendo de la batalla.

Las calles eran un laberinto de escombros y vehículos abandonados. Avanzar era difícil y peligroso. Los soldados de la Coalición, bien entrenados en tácticas urbanas, utilizaban cada cobertura disponible para frenar el avance alienígena y ganar unos preciados minutos para la evacuación.

La Capitana Kyriakos, quien se había mantenido al tanto de la situación en el centro de mando, se unió al frente para coordinar los esfuerzos defensivos. Su presencia inspiraba a los soldados, quienes redoblaban sus esfuerzos bajo su liderazgo.

—Sargento Ramírez, necesitamos una línea defensiva más fuerte en el cruce de la Avenida Diane. Si los alienígenas pasan por allí, llegaran directamente al centro de la ciudad —ordenó Kyriakos, su mirada firme y decidida.

—Entendido, Capitana. Llevaremos a los hombres disponibles y estableceremos una barricada reforzada —respondió, señalando a Martínez y a otros soldados para que lo siguieran. 

La batalla por el cruce de la Avenida fue una de las más feroces. Los alienígenas atacaban sin descanso, pero la Coalición se mantenía firme, utilizando vehículos militares y barricadas improvisadas para frenar el avance enemigo.

—¡No dejen que pasen! ¡Cada metro cuenta! —gritaba disparando su arma mientras coordinaba los movimientos de sus hombres.

El enfrentamiento duró horas, y las bajas aumentaban en ambos bandos. Los soldados de la Coalición, agotados pero determinados, utilizaban todas las tácticas a su disposición para mantener la línea. Sin embargo, el avance implacable de los alienígenas hacía que cada minuto ganado pareciera una victoria efímera.

En medio del combate, un soldado cayó cerca de Lucas, herido de gravedad. Sin pensarlo dos veces,Lucas corrió hacia él y lo arrastró hacia una cobertura más segura.

—Aguanta, soldado. No te dejaremos atrás —decía mientras aplicaba un torniquete improvisado para detener la hemorragia. 

—Gracias, Sargento. Pero no creo que vaya a salir de esta —murmuró el soldado mostrando una herida profunda en el vientre, con una débil sonrisa.

—Lo lograrás. Solo tenemos que aguantar un poco más —respondió volviendo rápidamente a la línea de fuego.

La resistencia era feroz, y aunque lograron mantener el cruce de la Avenida Diane por un tiempo, finalmente se vieron obligados a retroceder una vez más. La estrategia de contener y retroceder se repetía, pero cada vez era más difícil encontrar nuevas posiciones defensivas.

La madrugada comenzaba a dar paso al amanecer, y la ciudad de Avelis, que alguna vez fue un lugar vibrante y lleno de vida, ahora era un campo de batalla devastado. A medida que el sol se levantaba, la magnitud de la destrucción se hacía más evidente.

Lucas, agotado pero aún determinado, se reunió con su equipo para planificar la siguiente fase de la defensa. Sabía que la lucha estaba lejos de terminar, pero mientras tuvieran fuerzas para resistir, seguirían luchando.

—Martínez, O'Connor, Vasquez, prepárense para movernos a la siguiente posición. No podemos permitir que los alienígenas avancen más —decía Lucas con su voz firme a pesar del cansancio.

—Entendido, Sargento. Estamos listos para lo que venga —respondió Martínez, hablando por todos.

La batalla por Avelis continuaría, y la Coalición seguiría defendiendo cada calle, cada edificio y cada vida con todo lo que tuvieran. La resistencia no se rendiría, y mientras Lucas y su equipo estuvieran en pie, habría esperanza para la ciudad.

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