Dia alocado

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**Capítulo Dos: Día Alocado**

El sonido de un trueno despertó a Ninvarty al amanecer. Miró por la ventana y vio que el cielo, que el día anterior había estado despejado y brillante, ahora estaba cubierto de nubes grises y oscuras. La tormenta parecía haber llegado de repente, como un invitado inesperado que trae consigo un aire de misterio y emoción.

Ninvarty bajó las escaleras con cuidado, evitando despertar a sus padres. Cuando llegó a la cocina, encontró a María, la cocinera, preparando el desayuno.

—Buenos días, señorita Ninvarty —dijo María, con una sonrisa—. Parece que tendremos un día de tormenta.

—Sí, lo parece. Tal vez sea un buen día para hacer algo diferente —respondió Ninvarty, mientras se servía un poco de té caliente.

Después de desayunar, decidió que no permitiría que la tormenta arruinara su día. Se vistió con unos jeans y una chaqueta impermeable, y se dispuso a salir a pesar del mal tiempo. La idea de un día fuera de lo común la emocionaba.

Primero, fue al establo para visitar a su caballo, Luna. Le encantaba montar, y aunque la lluvia hacía imposible un paseo largo, pasar tiempo con Luna siempre la hacía feliz. Mientras cepillaba a su caballo, escuchó un ruido extraño proveniente de las puertas del establo. Al investigar, descubrió que uno de los cachorros que había rescatado semanas atrás se había escapado de su caja.

—¡Oh, Max! —exclamó Ninvarty, recogiendo al travieso cachorro—. ¿Qué haces aquí fuera con este tiempo?

Max ladró alegremente, moviendo la cola con entusiasmo. Decidió llevarlo de vuelta a la casa para mantenerlo seco y seguro. Sin embargo, al cruzar el jardín, resbaló en el barro y ambos cayeron al suelo, empapados y cubiertos de lodo. Ninvarty no pudo evitar reírse a carcajadas.

—¡Vaya día alocado! —dijo mientras se levantaba, intentando limpiar el barro de su ropa.

Una vez de vuelta en casa, secó a Max y se cambió de ropa. Pensó en qué hacer a continuación. La tormenta seguía rugiendo afuera, y la idea de una aventura bajo techo comenzó a tomar forma en su mente. Decidió que sería divertido explorar el ático de la mansión, un lugar que rara vez visitaba.

Subió las escaleras crujientes que conducían al ático, llevando una linterna en una mano. Al abrir la puerta, una ráfaga de aire frío y polvoriento la recibió. El ático estaba lleno de baúles antiguos, muebles cubiertos con sábanas y cajas de recuerdos familiares. Comenzó a abrir los baúles, encontrando vestidos antiguos, juguetes de su infancia y viejas fotografías de sus abuelos y bisabuelos.

Mientras exploraba, encontró una caja de madera tallada con delicadeza. Dentro, había una colección de cartas y diarios, algunos de los cuales pertenecían a su bisabuela, una mujer aventurera que había viajado por el mundo. Fascinada, se sentó en el suelo del ático y comenzó a leer las historias escritas en esos diarios, transportándose a épocas y lugares lejanos.

La tarde pasó volando mientras Ninvarty se sumergía en los relatos de su bisabuela. La tormenta afuera continuaba, pero ella estaba tan absorta en su lectura que apenas notó el tiempo pasar. Cada página revelaba nuevas aventuras y secretos, y Ninvarty se sentía más conectada con su historia familiar que nunca.

Cuando el reloj marcó las seis, escuchó a su madre llamarla para la cena. Guardó cuidadosamente los diarios y bajó del ático, sintiéndose rejuvenecida y llena de nuevas ideas.

Al sentarse a la mesa, su padre le preguntó cómo había pasado el día.

—Fue un día alocado, pero maravilloso —respondió Ninvarty, sonriendo—. Descubrí tantas cosas sobre nuestra familia y sobre mí misma. A veces, los días inesperados son los más especiales.

Con esa reflexión, Ninvarty disfrutó de la cena en compañía de su familia, sintiéndose agradecida por el día alocado que la tormenta le había regalado.

"El Legado de Luz: La Historia de Ninvarty" [HISTORIA COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora