"El Legado de Luz: La Historia de Ninvarty" [HISTORIA COMPLETA]

El hechizo fallido

**Capítulo Ocho: El Hechizo Fallido**

El sol de la tarde se filtraba a través de las ventanas del ático, creando patrones de luz en el suelo de madera. Ninvarty estaba sentada en el suelo, rodeada de libros antiguos, hierbas y cristales. Había pasado semanas estudiando y practicando hechizos simples con éxito, pero hoy quería intentar algo un poco más avanzado.

Había encontrado un hechizo en el libro de su bisabuela que prometía traer claridad y visión sobre cualquier problema o dilema. Ninvarty pensó que sería útil para comprender mejor su propio camino en la brujería y cómo podía utilizar sus habilidades de manera responsable.

Con todo preparado, Ninvarty comenzó a recitar las palabras del hechizo en voz alta, concentrándose intensamente en su objetivo. Mientras hablaba, sentía la energía fluir a través de ella, una sensación que había llegado a reconocer como la manifestación de la magia. Los cristales a su alrededor comenzaron a brillar y las hierbas emitieron un suave resplandor.

Sin embargo, a mitad del hechizo, algo salió mal. Una ráfaga de viento surgió de la nada, agitando las páginas de los libros y dispersando los ingredientes cuidadosamente dispuestos. Ninvarty trató de mantener la calma y completar el hechizo, pero el viento se hizo más fuerte y los cristales comenzaron a vibrar de manera incontrolable.

—¡No! —exclamó Ninvarty, intentando detener el hechizo.

Pero era demasiado tarde. Una explosión de luz llenó el ático, cegando a Ninvarty por un momento. Cuando la luz se desvaneció, se encontró en el suelo, rodeada de un desorden de libros, hierbas y cristales rotos. Se sentía aturdida y un poco asustada.

—¿Qué ha pasado? —murmuró para sí misma, tratando de recuperar la compostura.

En ese momento, escuchó pasos apresurados subiendo las escaleras. Sus padres entraron en el ático, preocupados por el ruido y la luz que habían visto desde abajo.

—¡Ninvarty! ¿Estás bien? —preguntó su madre, corriendo hacia ella.

—Sí, estoy bien. Solo… intenté hacer un hechizo y salió mal —respondió Ninvarty, levantándose lentamente.

—Parecía bastante serio desde abajo. ¿Qué hechizo estabas tratando de hacer? —preguntó su padre, ayudándola a levantarse.

Ninvarty les explicó el hechizo que había intentado y cómo había salido mal. Sus padres escucharon con atención, sin mostrar señales de enojo, solo preocupación.

—Ninvarty, la magia puede ser impredecible, especialmente cuando se trata de hechizos más avanzados. Es importante entender completamente cada componente y sus posibles reacciones —dijo su madre, suavemente.

—Creo que subestimé lo complicado que sería —admitió Ninvarty, sintiéndose un poco avergonzada—. Solo quería entender mejor mi camino.

—Y lo harás, cariño. Pero necesitas ir paso a paso. La paciencia es clave en la brujería. Estamos aquí para ayudarte a aprender y a evitar estos errores en el futuro —dijo su padre, colocando una mano reconfortante en su hombro.

Con la ayuda de sus padres, Ninvarty limpió el desorden en el ático. Mientras trabajaban, sus padres compartieron historias de sus propias experiencias de aprendizaje y errores que habían cometido en su juventud, lo que hizo que Ninvarty se sintiera menos sola en su camino.

Esa noche, antes de dormir, Ninvarty reflexionó sobre lo que había aprendido. La magia era poderosa y podía ser peligrosa si no se manejaba con el debido respeto y precaución. Decidió que seguiría estudiando y practicando, pero lo haría con más cuidado y paciencia.

Con una renovada determinación, Ninvarty cerró los ojos, sabiendo que cada error era una oportunidad para aprender y crecer. Su viaje en la brujería acababa de comenzar, y aunque sabía que no sería fácil, estaba lista para enfrentar cada desafío con valentía y sabiduría.