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Capítulo 20

Hubo un momento de confusión en el rostro de Cesare, y luego un gemido de sorpresa escapó de sus labios cuando Zahir tomó su hombría sin vacilar.

Cesare alargó las manos y rodeó la cabeza de Zahir, quien colgaba de la parte inferior de su cuerpo. Entonces Zahir sacó su lengua húmeda, lamiendo las venas que habían brotado, y se metió en la garganta el glande resbaladizo de Cesare.

-¡Ah...!

Un cosquilleo parecido a un impulso surgió con fuerza de su interior. Entonces los ojos azules de Cesare empezaron a temblar de expectación, y estirando sus largos dedos, agarró el fino cabello y acercó a Zahir.

-¡Chúpala más profundo, ugh!

Al escucharlo, Zahir inmediatamente rodeó el pene de Cesare con las manos y lo apretó. Emitiendo un sonido lateral entre los labios y chupando descaradamente su polla como si fuera miel.

Su aliento caliente sobre el miembro enrojecido de Cesare puso fin a los breves preliminares. Después, un líquido transparente surgió de la punta, el cual Zahir saboreó con la punta de la lengua, dejando escapar un gemido lascivamente suave.

-Ah... ¿por qué esto se puso duro tan rápido?

Zahir presionó firmemente con el pulgar la punta del glande de su amante, haciendo una pregunta. Luego Cesare respiró hondo y se dobló por la cintura para ponerse a la altura de Zahir sobre sus rodillas.

-Es porque lo estás chupando muy eróticamente.

Con esa breve respuesta, empezaron a besarse. Cesare, al sentir la ligera acidez y el calor que quedaba en su boca, se sintió abrumado y apartó a Zahir con naturalidad. Los brazos de Zahir le rodearon los hombros y se desplomaron en el suelo, con los cuerpos apretados.

Las manos de Cesare tantearon, bajando la cremallera de Zahir. Su mano se deslizó dentro y envolvió el miembro caliente de este último, y notó su cara sonrojada mientras se le levantaba una comisura de los labios.

-¿Quieres poner esto dentro de mí? -Susurró al oído de Zahir.

-¿Me dejarías?

La acalorada pregunta quedó sin respuesta. En su lugar, Cesare se quitó los pantalones, abrió las piernas y se llevó la mano a la espalda. Tocó la entrada, ya húmeda, y la lubricación goteó por sus dedos.

Zahir respiró sorprendido. No, creía que lo había hecho, pero en su lugar el intenso aroma a feromonas de Cesare le penetró profundamente en los pulmones.

En el seductor aroma, Cesare miró a Zahir con los ojos entrecerrados, colocándose en posición. Cesare bajó entonces las caderas para alinear el glande de Zahir con su propio ano. Pero no dejó que esté le penetrara todavía; por lo que se limitó a mover las caderas para provocarlo.

También liberó más de su aroma Omega con una sonrisa.

-¿Quieres entrar aquí?

La inminente unión y las puntas apenas rozadas creaban una fricción insoportable. Era un gesto que encendía el corazón de anhelo.

-Quiero hacerlo. Quiero, Cesare.

Un movimiento más y seguramente habría encontrado el camino hacia la puerta trasera de Cesare, pero este no estaba dispuesto a permitírselo. Entonces Zahir agarró con sus manos los firmes muslos de Cesare. Luego trató de mover las caderas con brusquedad, pero se encontró con la resistencia de Cesare, quien las apartó juguetonamente. Al verlo, suspiró mientras lo miraba con ojos llorosos.

Etapa Crítica (ABO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora