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Capítulo 12

La brisa marina golpeó la ventana y el sonido de las olas empezó a inundar la mente de Cesare. Mientras saboreaba el dulce ruido blanco, una vibración artificial surgió de la mesita de noche junto a su cama.

Fue sólo una interrupción, pero Cesare, ahora demasiado sensible, se quitó el antifaz para dormir y se incorporó. Al instante, la luz del sol que se filtraba por la ventana le hizo entrecerrar los ojos. Luego agarró su teléfono, el cual era la fuente de la vibración.

Era un mensaje de Rizzo:

[Cancelé todos sus horarios bajo mi autoridad. Probablemente no te sientas bien, así que descansa. Sabes que no debes salir, ¿verdad? Incluso tu techo también debería considerarse fuera de los límites por un tiempo.]

No había dado ninguna explicación, pero el mensaje tenía suficiente contexto para adivinar lo que había sucedido.

Dado que los dos grandes escándalos que le rodeaban se hicieron virales ayer mismo, tenía que ser culpa de ellos. "El techo está fuera de los límites," probablemente significaba que los reporteros o paparazzis ya habían vigilado la puerta principal.

Cesare soltó un profundo suspiro al mirar su teléfono de trabajo, que yacía inerte sobre el escritorio.

Estar confinado en su propia casa no era lo ideal. Pero como las cosas habían llegado tan lejos, no había nada que pudiera hacer al respecto.

—Maldito Zahir, tacaño, inútil....

—Gracias por llamarme a primera hora de la mañana. Pero ahora sabes que al menos soy bueno en 'algo', ¿verdad?

Sobresaltado por la inesperada voz, Cesare se volvió hacia donde esta provenía. No se había dado cuenta al quitarse el antifaz, pero allí estaba Zahir, apoyado en la puerta del dormitorio con una sonrisa.

Con sus ojos felinos curvados, lucía impecable con su traje incluso por la mañana. Llevaba un teléfono en la mano y empezó a recitar algo bruscamente:

—¡Exclusivo! Un enorme helicóptero aterriza en el tejado del actor Cesare Caruso. Al acercarse, se identifica como perteneciente a la Familia Real Kazar. Nuestros reporteros lo siguieron y...

—Para.

Tras unas palabras leyendo la noticia, Cesare le interrumpió. Pero Zahir fingió no oír y siguió leyendo el artículo.

—Resulta que el actor Cesare Caruso y el príncipe Zahir al-Tamid de Kazar eran compañeros de universidad. No hace mucho, Cesare incluso fue visto en una fiesta organizada por el príncipe Zahir...

Incapaz de soportarlo, Cesare le arrojó una almohada. Zahir fingió sorpresa, dio un paso atrás y luego sonrió de oreja a oreja.

—Las columnas de cotilleos sí que saben hacer lo suyo, destapar todas nuestras conexiones de la noche a la mañana.

Dijo, y después aplaudió burlonamente. Cesare sintió que se le acababa la paciencia con sólo mirarlo y se masajeó las sienes, intentando que la irritación no se reflejara en su voz.

—Es porque trajiste ese pedazo de metal estúpidamente enorme, ¿no?

—Sí, conseguí lo que quería, ¿no?

Cesare se quitó las sábanas y se levantó. Su pecho firme se dejaba ver ligeramente a través del ligero camisón y, al bajar de la cama, sus piernas bien tonificadas se flexionaron, captando por un momento la atención de Zahir.

Pero cuando Cesare no se dirigía hacia él, sino hacia el cuarto de baño, Zahir se apresuró a bloquearle el paso. Cesare le indicó que se apartara con una mirada severa.

Etapa Crítica (ABO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora