3. Parte 2

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Side Story 3.2

Este hombre era el rey de Kazar, el padre de Zahir. Aunque Zahir tenía ya más de 30 años, no aparentaba más de veintitantos gracias a su apariencia juvenil, y su padre era igualmente intemporal. Era una creencia popular que los alfas a menudo tenían rasgos sorprendentemente atractivos, y esta familia era prueba de ello.

Cesare nunca pensó que le faltara atractivo, aunque esto podría ser un toque de humildad por su parte, pero mientras caminaba por los pasillos del palacio llenos de retratos, se encontró asintiendo en acuerdo con esa idea.

El rey, uno de los pocos miembros de la realeza que quedaban en el mundo, invitó a Cesare a adentrarse más. Los niños ya se habían ido a encontrarse con su abuela, la reina. Mientras Cesare la miraba con asombro, la reina sonrió con benevolencia e inclinó suavemente la cabeza.

—Bienvenido, Cesare, nuestro amado príncipe consorte. Te hemos estado esperando.

Cesare, aún no del todo acostumbrado al ambiente amistoso, sintió que su rostro se tensaba ligeramente, pero disimuló bien sus emociones.

—Siento llegar tarde.

—No te preocupes, siempre estamos pendientes de ti, estés donde estés. De hecho, incluso ahora… —ella se detuvo, insinuando algo que captó la atención de Cesare.

Entonces caminando hacia el sofá con el rey, Cesare echó un vistazo a la televisión. Sus ojos se encontraron con su propio reflejo en la pantalla y se congeló.

No importaba que fuera un actor; verse a sí mismo en la televisión frente a sus suegros era más que embarazoso. Pues a pesar de haber protagonizado muchas películas y dramas, nunca se había esforzado por ver sus propias actuaciones, y creía que revisar las escenas durante el rodaje era más que suficiente.

La incomodidad de encontrar a sus suegros viendo sus películas hizo que la expresión de Cesare titubeara por un momento. Éste no tenía idea de cómo desenvolverse con elegancia en esta situación, pero el rey de Kazar, entendiendo su incomodidad, le dio una palmadita en la espalda para reconfortarlo, pero no apagó la televisión. En cambio, el rey estaba ocupado comentando sus impresiones sobre la película que se proyectaba en la pantalla.

—Zahir compró un montón de las películas en las que has estado. —dijo el rey.

—He estado viéndolas una por una, y tengo que decir que nuestro príncipe consorte es el mejor actor del mundo.

—Oh, pero… aún me falta mucho en muchas áreas… —respondió Cesare.

—¿Falta? ¿Dónde? ¡Ya es increíble que el David de Miguel Ángel pueda hablar; pero lo que lo hace aún más asombroso es que eres un actor impecable! ¡Estoy disfrutando de cada momento!

Exclamó el rey, dándole a Cesare una fuerte palmada en el hombro para animarlo. Sin embargo, éste se sintió avergonzado, sin saber cómo responder, pensando principalmente en qué hacer con Zahir, quien había ido y comprado tantas de sus películas.

Al sentarse, Cesare se vio obligado a ver la película en curso. Sara, que estaba con la reina, regresó y se subió a su regazo.

—Papá, ¿de qué trata esta película?

Cesare miró la pantalla, sintiendo una mezcla de vergüenza y temor. Pues estaba proyectándose una escena en la que él bailaba con la actriz principal.

Etapa Crítica (ABO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora