Un Beso Tuyo (Spreen x tú)

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Estaba terminando de alistarme mientras Iván me observa serio por lo que le había contado.

—¿Posta tenés que ir? No te debes sentir obligada solo porque tu amiguito te convenció, además que es temprano.— dijo.

—Ya te dije, Ashly se va y prefiero que todo quede bien con ella antes de que ella viaje.— respondí.

—Te esperaré aquí hasta que regreses, ojalá todo salga como lo tenés pensado.— comentó.

—Todo saldrá bien.— hablé y le di un beso antes de salir.— Hay capeletinis por si tenés hambre.

—Listo, cuídate, cualquier cosa me escribís.— pidió para luego abrazarme.

Salí de mi depa y fui directamente a la casa de Ashly, según Diego ella viajaría aún en dos horas así que estábamos seguros de que aún se encontraba en su casa.

Llegué y vi a Diego esperándome algo preocupado.

—Hola, ¿lista para que todo salga bien o para que todo salga mal?— preguntó.

—Solo espero que todo salga bien y que por lo menos no nos trate horrible.— murmuré mientras tocaba el timbre.

Esperamos unos minutos y Ashly nos abrió la puerta, al vernos se quedó totalmente sorprendida, sus ojos estaban rojos de tanto llorar.

—Hola, ¿podemos pasar?— cuestionó Diego y ella asintió.

Pasamos y pudimos ver varias cajas y maletas en la sala.

—¿A qué vinieron? ¿A burlarse de lo que estoy pasando y así vengarse de todo lo que les he hecho?— habló desanimada.

—Por supuesto que no, solo queremos despedirnos.— comenté.— Y arreglar las cosas, no podemos seguir así, nos somos unos nenes para actuar como inmaduros.

—Perdón.— susurró.— Perdónenme los dos, ____, lamento mucho todo lo que te hice pasar, los malos tratos que te di y como no supe valorar tu amistad. Diego, tú perdóname por haberte ilusionado, eres un chico increíble y mereces a una piba que te quiera demasiado.

Después de eso, Ashly puso sus manos en su rostro y comenzó a llorar, me dio pena verla en ese estado así que me acerqué a darle un abrazo, pasaron algunos segundos y Diego también se unió al abrazo.

—Si tus disculpas realmente son sinceras, créeme que las acepto.— contesté.— Espero que vos con el tiempo puedas sanar.

—Yo también te perdono, dejemos las cosas en el pasado.— agregó Diego.

Tuvimos una pequeña charla y después cada uno se fue.

Cuando llegué a mi depa olía un poco a quemado, solo rezaba esperando que Iván no haya quemado mi cocina.

—¿Que quemaste?— pregunté apenas entré.

—Un buenos días amor, que bueno verte de nuevo, ¿por lo menos, no?— se quejó.

Antes de decir algo vi un plato con panqueques que estaban completamente quemados, yo comencé a reírme.

—No encuentro lo gracioso, quería recibirte con unos panqueques y vos te burlas.

—Déjame, yo los hago.— comenté mientras me acercaba a él.

Él seguía esperando a que yo lo saludara mejor, pero usé la excusa de que estaba ocupada.

Iván no dejaba de mirarme, sabía que él no se iba a ir hasta conseguir lo que quería.

—¿Qué querés?— cuestioné burlona.

—Un beso tuyo.— contestó.— No te hagas la que no sabés.

Reí y me acerqué a él para dejar un beso corto en sus labios.

—¿Feliz?— dije y asintió.

Le enseñé a Iván a preparar panqueques, cada momento con él me hacía la chica más afortunada del mundo, sin duda, todo había valido la pena.