#19 La cara oscura

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—Tenemos que hablar... Takura.

Takura entrecierra los ojos en gesto de incomprensión y se acerca a mi posición con cautela.

—Umi, ¿qué ocurre? —cuestiona con preocupación mientras toma mi mano. Yo la aparto con suavidad negando con la cabeza.

—Lo siento —respondo con seriedad—, pero tenemos que acabar con nuestra relación, Takura —afirmo con firmeza.

—¿Qué estás diciendo, mi amor? —pregunta él con ternura acercándose más a mí, yo vuelvo a negar desde mi posición mientras siento como un nudo se forma en mi estómago al ver la preocupación reflejada en sus bonitos ojos. —Sé que estamos pasando por una situación complicada, cariño. Las cosas no están saliendo como planeábamos —explica—, pero sólo es un bache en el camino, lo superaremos. No debí pedirte matrimonio en público, fui un idiota —confiesa con tristeza, volviendo a tomar mi mano con delicadeza—. La mudanza, la vuelta a Tokyo, el regreso a tu anterior comisaria... Demasiados cambios. —Él sigue enumerando mientras yo niego y vuelvo a apartar mi mano con pesar—. Saberte en peligro me ha confirmado que te amo, Umi. —Sus labios esbozan una tenue sonrisa mientras yo trago duro—. Sé que han sido muchos cambios para ti y quizás me he centrado demasiado en mi trabajo y no he podido prestarte la atención que requieres, pero puedo...

—Estoy enamorada de otro hombre —afirmo con determinación para que no siga hablando. Con cada palabra que pronuncia me siento más y más mezquina—. Lo siento, pero a pesar de haberlo intentado, he sido incapaz de olvidarle en este tiempo... —Veo un destello de ira brillando en la celeste mirada de Takura a la vez que su rostro se voltea levemente para mirarme con interés.

—¿Te refieres al hombre por el que abandonaste Tokyo hace tres años? —Yo asiento sin un ápice de duda.

—Sí, el mismo —respondo, Takura entrecierra los ojos levemente mientras un gruñido escapa de su garganta.

—¿Le has visto de nuevo? —cuestiona con los dientes apretados, yo cierro los ojos con dolor a la vez que asiento.

—Sí, Takura —afirmo con un suspiro—, y al verle me di cuenta de que seguía amándole con todo mi corazón y que, a pesar de haberlo intentado, era incapaz de olvidarle... —Mis palabras son sinceras, al igual que el destello de ira en los ojos del jefe de policía de Tokyo.

—¿Te lo has follado? —escupe con enojo tomándome de la muñeca con brusquedad, yo le miro sorprendida, el rostro de Takura está desfigurado en una mueca de ira. El hombre que tengo enfrente no se parece en nada a la persona con la que he compartido mi vida durante el último año y medio.

—Esa pregunta no... —Su agarre se hace más fuerte.

—¡Responde, maldita sea! —brama contra mi cara—. !¿Te lo has estado follando mientras yo me jugaba el culo por esta maldita ciudad?! ¿¡Te he descuidado un poco debido a mis responsabilidades y ya has corrido a buscar consuelo en otro hombre!? —cuestiona sin soltar su agarre ni separarse de mí, yo niego sorprendida ante la poca lógica de lo que está diciendo.

—No estás escuchando —respondo con enfado dándole un empujón, me importa una mierda mi herida del hombro y lo débil que me encuentre. Él me observa con rabia—. ¡No he tenido que buscar consuelo en nadie porque jamás lo he necesitado, Takura! —respondo enojada debido a sus anteriores palabras dañinas—. ¿No te das cuenta? ¡Jamás te he amado porque le amaba a él!

Takura niega y resopla desde su posición, su semblante se ensombrece y me mira en un gesto de incomprensión.

—Nunca has querido hablar de él... —dice con los ojos empañados en llanto—. Lo único que me dijiste es que te fue infiel. Vas a dejarme por un tipo que te traicionó, que te engañó... —Su mirada se clava en mí—. ¿No te das cuenta? —cuestiona con tristeza—. Volverá a hacerlo... Volverá a traicionarte, volverá a romperte el corazón y tú habrás dejado por él a un hombre que jamás te engañaría con otra... —Su tono de voz ha bajado varios tonos y ahora es dulce, mi corazón palpita de ira mientras él me dedica una tierna sonrisa y se acerca a mí.

El pecado de amar a tu enemigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora