Ren Keitani y sus perversiones me asustan demasiado como para permitirle que sepa que le amo.
No sé si el dirigente de Kendo está esperando una respuesta por mi parte, pero me mantengo en silencio, dándole a entender que sea cual sea la razón, no es importante.
—Acércate —ordena finalmente sin mirarme.
Yo asiento, dejo el bolso y la gabardina sobre la mesa, y dirijo mis pasos a su posición. Mis tacones Jimmy Choo resuenan en la estancia mientras camino con la música de Rihanna de fondo.
Dios, jamás me he sentido tan bella y poderosa como esta noche en la que visto y calzo un atuendo tan hermoso y sofisticado.
Ren se ha dado la vuelta y me observa avanzar hasta su posición con mirada penetrante y hambrienta, yo alzo mi rostro con orgullo, ver a un hombre como Ren Keitani contemplarme con ese brillo de admiración en sus hermosos ojos verdes hace que mi ego crezca de manera sorprendente.
Él continua pendiente de mi avance hasta que subo los peldaños y me sitúo a su lado. Su exquisita fragancia LE PARFUM de Yves Sant Laurent, vuelve a envolverme por completo cuando se voltea y pierde nuevamente su mirada de jade en las luces de Tokyo.
No puedo evitar sentirme inquieta ante su extraño comportamiento, ¿Por qué no me besa? ¿Por qué no me acaricia y me vuelve loca con sus manos? ¿A qué se debe esta actitud tan extraña que muestra hoy? En varias ocasiones ya hemos tenido encuentros en los que él andaba algo bebido.
No hay razones para que hoy sea distinto... no obstante, lo es.
Y no comprendo la razón.
—Gracias por tu ayuda con Saori, la niña del desguace —comento intentando romper el incómodo silencio que sólo es interrumpido por la música de Rihanna, él gruñe por lo bajo y noto como el puño de la mano guardada en su bolsillo se tensa—. Lo cierto es que fue un poco sanguina...
—Cállate —avisa Ren con enojo, yo no puedo evitar mirarle con el ceño fruncido—. Deja de hablar sobre ese tema si no quieres que te ponga pegada al cristal y te folle contra él para que la gente del resto de los edificios lo vea —amenaza con voz fría.
Su tono y sus maneras me cabrean, noto como mi mal genio pugna por salir, pero intento controlarlo, después de todo, gracias a él he salvado una vida y un grupo criminal ha sido eliminado de raíz.
Finalmente, ignoro su aviso y respondo levemente molesta:
—Sólo estoy agradeciéndote por tu ayu...
La mano de Ren se mueve con rapidez en dirección a mi cuello, pero sus reflejos son algo lentos debido al whisky y puedo bloquear su gesto con mi brazo izquierdo.
Soy una agente de élite y sé defenderme. La niña ya está a salvo y no tengo porque fingirme débil. Estoy cabreada por sus maneras, muy cabreada. Sus hermosos ojos verdes destellan con una sonrisa arrogante ante mi gesto.
Mi anterior satisfacción se va al carajo cuando Ren Keitani a una velocidad pasmosa, me agarra del brazo con el que me he defendido a la vez que valiéndose de su pie, me da en los tobillos haciéndome perder el equilibrio.
Él no permite que caiga, pero aprovecha mi desequilibrio para ponerme la cara contra el cristal y bloquearme el brazo a la espalda, mientras pega su duro cuerpo contra mí.
Me tiene inmovilizada, me tiene como le da en gana y yo siento que voy a caer en su embrujo en cuestión de segundos.
Maldito sádico bastardo.
Me enoja el poder que tiene sobre mí.
—Te dije que no me hablaras de ese tema —murmura con voz oscura en mi oído, yo me remuevo intentando zafarme de su agarre y él gruñe con desagrado—. Maldita sea... —habla con enfado, presionando aún más su cuerpo contra el mío para anular mis movimientos—. Vamos a dejar las cosas claras, agente "M" —avisa en tono serio—. ¿De acuerdo? —cuestiona, yo dejo de debatirme —. Contesta... —me exige en una velada amenaza.
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El pecado de amar a tu enemigo
Storie d'amoreSoy la detective especial Umi Maeda, más conocida como agente "M". He dedicado mi carrera policial y mi vida adulta a perseguir y luchar contra el crimen organizado y las bandas criminales de Tokio. Él es Ren Keitani, el hombre más fascinante y car...