Ren suelta su agarre y se separa de mí con brusquedad, y yo no puedo hacer otra cosa que apartar la mirada levemente avergonzada. Sé que tiene razón, sé que es lo que parece. Por lo menos es lo que he intentado aparentar desde que comenzó este tira y afloja...
Hace dos años Ren Keitani me ayudó en una investigación, ambos ganábamos al aliarnos. Él acababa con un rival de otra organización criminal y yo metía entre rejas a un bastardo asesino.
Recuerdo cómo se presentó en mi despacho, vestido de manera impecable, alto y elegante; esbelto y perfecto... Cuando se identificó y extraje mi pistola para detenerle, me desarmó con una rapidez asombrosa y me puso contra la mesa de mi despacho. Su cuerpo pegado a mi espalda... Tan fuerte, tan malvado, tan jodidamente sexy y dominante. Me propuso un trato; darme pruebas, localización de un importante alijo de drogas y lugar dónde iban a cerrar el trato. Sólo me pedía a cambio que arrestara a su rival de una banda contraria.
Obviamente acepté, todo el mundo conoce a Ren Keitani y sus actos, pero es tan hábil e inteligente que, a día de hoy, no hay ninguna prueba contra él.
El trato fue beneficioso para ambos: En mi caso metí entre rejas a un delincuente importante (que además era un violador y asesino violento) y en el de Ren, su organización ganó poder, prestigio y se deshizo de un peligroso enemigo.
En nuestro siguiente trueque fui yo la que le busqué, esta vez se trataba de una organización terrorista y ni yo ni mi equipo teníamos pistas. Nuestro encuentro fue explosivo y sin darme cuenta, la tensión sexual que experimenté en nuestro primer encuentro se incrementó de tal manera que acabamos teniendo sexo en uno de sus lóbregos almacenes...
Continuamos compartiendo información y encuentros de manera regular, siempre era yo la que acudía a él. Ren me ayudaba y yo sin saber cómo, siempre acababa perdida entre sus brazos, gimiendo de placer y maldiciendo a ese hombre que me volvía loca con sus caricias.
Pero algo cambió unos cinco meses antes del día de hoy, algo se estremeció en mi corazón al despertar tras una noche de pasión desenfrenada y ver a Ren durmiendo abrazado a mi cuerpo. Verle relajado, tranquilo, con los ojos cerrados y el rostro tan bello y sereno lograron cambiarlo todo, y la verdad que escondía en el fondo de mi corazón se rebeló en una certeza tan aterradora como imposible:
Me había enamorado de Ren Keitani.
Me vestí, agarré mis cosas y abandoné la estancia con la determinación de no volver a recurrir a Ren Keitani jamás, me daba igual que hubiera una amenaza de bomba o el mundo se fuera a la mierda. Mi corazón sólo iba a sufrir si volvía a estar en sus brazos, lo nuestro era una relación imposible; Él es uno de los mafiosos más importantes de Japón y yo soy una detective a cargo de los casos más complicados y difíciles, además de estas dos verdades hay que sumarle otra:
Ren Keitani tiene el corazón de piedra y es incapaz de amar a nadie que no sea a sí mismo o a su hermano menor.
Hace cinco meses, una semana, tres días y dieciséis horas me prometí no volver a ver al mayor de los Keitani.
Y hace apenas una hora decidí romper mi promesa al ver en mi despacho la foto de una preciosa niña; y enfrente de mí, los rostros desesperados, rotos de dolor y desencajados en llanto de sus padres.
Tengo que encontrar a esa niña, debo salvarla, aunque mi corazón sangre al implicarme de nuevo con Ren y todo lo que ello conlleva.
No podría perdonarme no haber hecho todo lo posible por salvarla, no podría mirarme al espejo sabiendo que despedazaron a la pequeña para extraerle los órganos y que yo, gracias a la ayuda de Ren, pude salvarla y no lo hice...

ESTÁS LEYENDO
El pecado de amar a tu enemigo
RomantizmUna detective integra e incorruptible. Un alto mando criminal decidido a conseguir la hegemonía de la ciudad. Un trato capaz de unirles. Una atracción desmedida. Un amor prohibido. ¿Será ella capaz de cambiar sus convicciones? ¿Puede alguien condena...