—Perfecto —la mirada de aprobación que el Viejo nos dedica hace que los tres sonriamos mientras nos observamos con asombro—. Ahora parecéis tres niños ricos de Shibuya. —Drake, Randy y yo nos volvemos a contemplar y reímos como bobos—. Pongámonos en marcha, tenemos mucho por hacer —afirma el Viejo, nosotros asentimos y le seguimos.Para nuestra sorpresa, se dirige a la puerta trasera del dojo, tras esta se encuentra un almacén con herramientas, utensilios de jardinería y trastos varios; Randy y Drake me miran con sorpresa, yo me encojo de hombros y sigo al Viejo sin dudarlo.
Tal es mi confianza en ese anciano, que incluso descendería al mismísimo infierno si mi sensei me lo pidiera. No puedo evitar sonreír mientras niego al entrar en el almacén y ver como la cabeza del Viejo se pierde tras una trampilla que permanecía escondida bajo una gastada alfombra de diseños persas.
Quizás la entrada oculta no descienda a los infiernos, pero la similitud con mis pensamientos anteriores me causa un leve escalofrío, vuelvo la vista atrás para cerciorarme de que mi hermano y Drake me siguen, y bajo las escalerillas en pos de mi maestro.
Los tres discípulos del Viejo caminando por un pasadizo secreto que recorre las entrañas de la ciudad de Tokyo...
Hace apenas un año me hubiera parecido descabellado, pero hoy, sabiendo un poco más de la historia de mi sensei, me parece de lo más lógico que su dojo, su hogar; tenga una salida alternativa. Ahora ya sé que el Viejo, en contra de lo que todos piensan, no se pasa los diez primeros días del mes bebiendo sake, sí que es cierto que el primer día de cobro de esa mísera pensión (que sus vecinos de la Grieta creen que es la única que tiene), cierra la casa a cal y canto, se encierra en el dojo y bebe hasta perder el sentido...
Su esposa fue asesinada un primero de mes y tras pasar ese día de duelo intoxicado por el alcohol, los días siguientes se dedica a un trabajo más arduo: luchar contra sus demonios, esos que le atormentan y le recuerdan a cada segundo, con cada respiración; que fue incapaz de cumplir su promesa y proteger aquello que más amaba. Tal es su congoja, su lucha interna, que necesita casi diez días para lograr vencer a su propia mente y obligarse a seguir viviendo. Nuestra aparición en su vida, parece que le ha venido bien... Lleva meses en que, sólo con cuatro o cinco días aislado, consigue salir a flote.
Mi sensei camina delante nuestro, sus zapatos Moncler resuenan por el lóbrego pasillo. Es la primera vez que veo al maestro vestido al estilo occidental: Ha recogido su larga y nívea melena en una coleta baja. Lleva un traje hecho a medida en sobrios tonos grises y una espléndida gabardina negra de Burberry que, aparte de protegerlo del frío matinal, le da un aspecto mucho más elegante.
Justo hace tres meses que, al llegar al dojo para tomar nuestra clase diaria, el maestro nos hizo sentarnos en el suelo y puso frente a nosotros una pila de revistas de moda, una guía completa de la historia de las firmas de alta costura occidental y un jodido muestrario de diferentes tejidos.
—Nuestro país —ladró el Viejo con desagrado—. No solo ha perdido el honor, también está perdiendo su identidad y sus raíces implantando la maldita moda occidental —explicó molesto, yo y los chicos nos miramos con sorpresa, pero permanecimos callados a la espera de que él continuara con su explicación—. En la actualidad, cualquier hombre de Japón que quiera hacerse respetar, cerrar un trato importante o simplemente, ser alguien. —La mirada de acero líquido del Viejo nos taladraba uno a uno con avidez, cerciorándose de que estábamos atentos a su explicación—. Debe vestir a la manera Occidental y cuidar su aspecto, puedo aseguraros de que, en esta sociedad sin escrúpulos, un hombre bien vestido y con estilo tiene diez veces más posibilidades de cerrar un trato. Y no hablo únicamente de la exclusividad de ciertas marcas, hay hombres que, aunque se pongan encima más de un millón de dólares en ropa, seguirán pareciendo unos fantoches. Los italianos lo llaman "L'essenza" y enfrente vuestro tenéis lo necesario para iniciaros en sus secretos. Os estoy instruyendo para dominar la ciudad y puede qué incluso el país. Sois fuertes, física y mentalmente, y gracias a mí y a la madama; vuestra educación está por encima de la media, pero si queremos cambiar las cosas, necesitamos ir más allá.
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El pecado de amar a tu enemigo
RomanceUna detective integra e incorruptible. Un alto mando criminal decidido a conseguir la hegemonía de la ciudad. Un trato capaz de unirles. Una atracción desmedida. Un amor prohibido. ¿Será ella capaz de cambiar sus convicciones? ¿Puede alguien condena...