CAPÍTULO 25

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El capítulo tiene sus momentos 🔥 ya saben, soldado avisado no muere en combate. Contenido para las pecadoras. <3

Inaya Bardeen

¿Alguna vez pensaron que el mundo se acabaría en unos brazos inesperados?

Me pregunto si esta nueva oportunidad con él, es realmente amor. O si sólo me estoy convenciendo de que lo es porque una vez quise ser de alguien para siempre. Pero, ¿y si esta es la segunda vez en mi vida que necesito quedarme, dejar de huir de las cosas que no estamos preparados para recibir, pero que llegan de todos modos?

❀•°❀°•❀

No había podido abandonar la cama a causa del cansancio tan debilitante que mi cuerpo presenciaba. Casi no sentía mis piernas y mis caderas se sentían inmóviles.

Este hombre no tuvo piedad de mí en ningún momento y ahora se sentía el resultado.

—André, despierta —intento mover su cuerpo con la mínima fuerza que prevalecía en el mío. Ni siquiera logro que mueva un brazo —. ¡André!

Se levanta de repente. La vista que presencio es con la que sin duda quisiera despertar siempre, su cabello despeinado cae sobre su frente, su piel aún lleva rastro de sudor y el perfil de su rostro es simplemente perfecto.

—¿Qué haces despierta? Sólo he dormido diez minutos.

¡Dios vendiga a quien les dio el don de la voz rasposa a los hombres cuando despiertan!

Suena tan sexy que hasta me dan ganas de subirme sobre él y...

Esto no es propio de mí.

—No me importa el tiempo que hayas dormido, ¿tú me has visto? —sus ojos me recorren. Seguido hace ese antipático gesto de levantar la ceja derecha —. ¡Dijiste que me harías el amor, pero me has dejado casi sin movilidad!

En él aparece una sonrisa leve acompañada del sonido ronco de su garganta.

—Con agua fría tus músculos se relajan otra vez —vuelve a poner la mejilla en la almohada.

—¡Y es lo que haré, porque me siento como una inválida!

Logro sentarme sin problema, pero lo peor llega al apoyar un pie e intento levantarme perdiendo el equilibrio y cayendo en la cama. Siento sus fuertes brazos acorralar mi cuerpo para volver a dejarme acostada.

—¿A dónde ibas?

—Necesito un baño con el agua más fría posible.

—Tú sólo me necesitas a mí, mon amour —como horas atrás, me deja presa debajo de él —. Ese baño puede esperar.

Sus ojos detallan todo lo que no está al alcance de los míos. Baja su mano un poco más abajo de mi vientre para dezlizarla hacia arriba de vuelta, pasando por mis senos y envolviendola en mi cuello, arrancando un jadeo de mi garganta. Su peso estaba sobre mí, pero eso no era importante cuando estaba disfrutando de su toque. El movimiento de su lengua sobre uno de mis pezones y luego en el otro me hace apretar las piernas al sentir esa palpitación en mi sexo.

Disfrutaba de sus forma tan tenue y sutil de adueñarse de cada centímetro de mí. La seguridad con la que lo hacía, pero sin llegar a ser rudo.

Ella es rubia pero NO tonta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora