Apenas era el tercer día en el lugar que planearon pasar su luna de miel, si todo empieza mal todo termina mal, eso es lo que mayormente dicen. En los primeros dos días de estar en un hotel el cual era completamente diferente al que Irin había imaginado, este solo era un hotel de tres estrellas, no estaba mal pero no se sentía conforme.
Becky siempre trataba de calmar a su esposa, nunca la había visto así, ella creía que no solo estaba de mal humor por lo que había sucedido días atrás, sino que había algo más, pero con lo comprensiva y paciente que era nunca obligo a su esposa que le dijera que sucedía. Además, las salidas que tenían visitando el templo que había en la ciudad y ciertos comercios hacían que su mente se distrajera de la conversación que había tenido con Freen. Conversación que, si bien dejaron las cosas claras entre ambas, dejo un sentimiento amargo, de tristeza, como de perdida, ella lo asimilaba con el anhelo de un "qué hubiera pasado si", pero el hubiera no existe y ella estaba felizmente casada con una gran mujer... ¿verdad?
Durante la luna de miel, Irin quiso dar el paso de consumación de su matrimonio, pero nunca se dio, pues su esposa siempre le daba el pretexto de que estaba cansada o que no se sentía lista, ella lo comprendía hasta cierto punto, pues durante su tiempo de noviazgo Becky nunca se entregó a ella, ahora que estaban casadas tampoco, pero le decía que le esperara para que ambas lo disfrutaran y que además tenían una vida entera para hacerlo.
Por otro lado, Freen estaría en la ciudad una semana y se regresaría a la sede de su empresa, ya que tenía un negocio en puerta, una asociación con una empresa si bien pequeña pero muy importante en Tailandia, pues el CEO de la empresa que quería asociarse había contactado con ella para extenderse en el extranjero, cosa que ella no quería, pero después de investigar a la empresa le dio una oportunidad de reunirse para firmar el acuerdo de alianza. Freen no podía más de felicidad, desde que se enteró que empresa era, ella había aceptado, pero quería ver hasta donde llegaban aquellos dirigentes con tal de tener una asociación con ella.
Irin durante el tiempo que estaban allí se la pasaba consintiendo a Becky en lo que ella pidiera o quería que hiciera, estaba relajada, feliz de tener a Becky como esposa, se sentía la mujer más dichosa por tenerla, por lograr lo que muchos no pudieron, tener el corazón y amor incondicional de Becky una chica importante en el país. Cuando les había dicho a sus amigos sobre los sentimientos y planes que tenía para con la chica muchos le dijeron que no lo intentara que sería una pérdida de tiempo, pues muchos tanto chicas como chicos la habían cortejado, pero ella nunca les hizo caso, siempre los rechazaba y les decía que ella ya tenía a alguien. Pero eso nunca la detuvo, ahora años después está a su lado caminando tomadas de la mano por las calles de la ciudad.
Salió de sus pensamientos al ver a su esposa caminar de prisa casi corriendo para alcanzar a alguien, no le tomo importancia hasta que vio de quien se trataba.
- ¡Freen espera! – la chica al escuchar su nombre se detuvo y busco quien le llamaba, aunque ella reconoció de inmediato la dueña de la voz.
- Oh, hola mi flor, es un milagro encontrarte aquí – claro que era un milagro una gran casualidad que su trabajador le menciono – buenos días, señora Irin –
- Buenos días, señorita Freen –
- Qué haces por aquí Freen –
- Solo vine a despejarme un rato además quiero aprovechar a comprarle algo a la dueña de mi vida – lo dijo viendo directamente a los ojos a Becky, ella sabía bien el mensaje.
- ¿Tiene pareja señorita Freen? – pregunto Irin, ella deseaba por una extraña razón que su respuesta fuera si
- No lo tengo, aún estoy en busca de la indicada, pero sabe que – su postura relajada lo cambio por una seria – acabo de encontrarla y tarde o temprano ella será mía –
ESTÁS LEYENDO
Yo soy Inocente
Fanfiction- ¡NO SE LA LLEVEN ELLA ES INOCENTE! ¡DEJENLA! - Becky gritaba con desesperación. Como es posible que se lleven a su amada, una mujer que no le ha hecho daño a nadie. Todos sus vecinos gritaban a los policías que estaban cometiendo un error, que no...