ADOPCIÓN

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La pequeña niña ahora no tan pequeña tenía doce años de edad, el pequeño brillo que conservaba en sus ojos cafés ya no existía más, ahora esos ojos cafés eran oscuros sin brillo alguno, fríos, en ellos podía verse claramente el odio y el rencor. Muchos de los niños y algunos adolescentes que vivían en el orfanato tenían miedo de ella, pues el apodo que el director le dio lo hizo suyo.

Trataba de proteger a los niños más pequeños del monstruo, con el cual llego hacer un trato, el cual fue poner a disposición el uso de su cuerpo con tal de que no les hiciera daño a los niños más pequeños, el director acepto fácilmente. Ella hizo ese trato a los seis años de edad cuando vio a una pequeña niña con sangre en sus partes íntimas llorando sola en su cuarto, ella solo odio más a ese monstruo, cada día que pasaba ese sentimiento negativo iba creciendo en ella.

Hoy como un día cualquiera el director llamo a todos los niños y adolescentes del lugar dándoles la indicación de que se fueran a cambiar, pues hoy llegarían dos parejas para adoptar. Los niños sin más obedecieron la orden, todos menos ella, el director no quería perder su juguete favorito el cual usaba a su placer por más de seis años.

Cuando llego la hora en que las parejas vendrían, todos los niños se encontraban en el salón de actividades, algunos haciendo dibujos, pintando o simplemente jugando. El director al ver a las parejas llegar los saludo cordial y amablemente. Ambas parejas eran de un gran estatus social, él les mostro parte del orfanato, les mostro sus salones de clases el patio de juegos y por último el salón recreativo en donde hacían sus tareas o jugaban, ambas parejas miraban con detenimiento a los menores que se encontraban allí. Un matrimonio se interesó en unos niños, pero el otro no, hasta que la mujer noto a una adolescente afuera en el patio, observo que nadie más estaba allí con ella, estaba sola, mirando a la nada, le hizo seña a su marido para que viera en el ventanal, el esposo mirando a donde le había mostrado su esposa, miro a una jovencita muy delgada, con la vista perdida, pero lo que le llamo la atención fue que en su mirada mostraba odio, resentimiento, y algo más, ver eso en la mirada de la menor atrajo totalmente su atención.

- Disculpe señor, pero podríamos hablar con la menor que está afuera - no era una pregunta era una orden - me interesa conocerla, al igual que mi esposa.

- Ella no está en disponible para adopción señor - respondió nervioso, aunque lo oculto perfectamente, o eso creyó él

- ¿Por qué no? - pregunto la mujer con genuina curiosidad - si ella está aquí es para ser adoptada también.

- Vera, esa niña le apodan "la salvaje", todos de aquí le tienen miedo, es muy violenta grosera con los demás no tiene modales - el hombre comenzó a hablar cosas para hacer quedar mal a la menor. Cosa que no funciono, pues aquella pareja solo les vasto mirarse el uno al otro para saber que esa niña sería una de sus hijas.

- Como dije antes señor director - hablo con voz firme, que daba entender que no aceptaba excusas - dije que quiero conocer a la menor que está afuera así que le doy dos opciones, nosotros vamos afuera o la trae aquí para que podamos conocerla, usted escoge - la mirada que le dio el hombre al director le hizo temblar, por alguna razón algo el aura que desprendía de la pareja gritaba poder, peligro.

- Estaba bien señor, por favor síganme - como perro asustado los guio hacia la joven.

La menor estaba afuera, mirando al cielo, preguntándose cuando acabaría su infierno, ya no soportaba estar allí, solo una cosa la mantenía en pie, y eso era venganza. Planeaba deshacerse de ese bastardo que arruino su infancia, que le quito su inocencia, su felicidad. Mientras ella divagaba en sus pensamientos observo como el hombre que le arruino la vida se acercaba con una pareja, ella solo les dio una mirada poco interesada en quienes eran.

Yo soy InocenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora